Lo que se ve y lo que se explica

Es disgustante, es deprimente, asistir a la sumisión idolátrica del público ante los llamados «progresos de la ciencia», sí.
Pero, a mí me deprime casi tanto la pobreza de las voces contrarias -de la Iglesia o no. En esto, y en tantas cosas, pocos parecen reconocer que no es suficiente ver el mal, delerse de él, y manifestar esa videncia y ese dolor, sino que es necesario hacer el esfuerzo de meditar eso, para entonces formularlo de una manera penetrante, inteligible e inteligente.
Y que esta necesidad es real, y no sólo de cara al público ignorante, si no ante nosotros mismos: necesitamos explicar bien, no sólo para hacernos entender, sino también -y sobre todo- para entender nosotros. Se me hace que, si no sabemos forjar un alegato de ese tipo, es de temer que estamos fallando -que estamos pecando– tanto como los otros, y que nuestra videncia es en gran medida una ilusión.

Deja un comentario

Para comentar en el blog hay que autenticarse con cuenta de Google (Gmail), Twitter, Facebook, Windows Live (Hotmail) (o Disqus, o wordpress.com). También recibo comentarios por mail, a hjg.com.ar@gmail.com.