Bien andé y mal acabé

En el grande Buenos Aires
existe un hombre más solo
que un aviador en los aires
y que un polista en el Polo.
Aglaé, santa Aglaé
bien andé y mal acabé.
Vamos!… que te guste Castellani… vaya y pase. Pero que te gusten las poesías de Castellani… ¡estás mal!
Bueno… no es necesariamente que me gusten. A veces a uno se le pegan cosas, viste… canciones que no son buenas y que sin embargo te acompañan aunque no quieras (yo tengo el «Blues de Rosario» de Memphis, un tema de tercera, dándome vueltas en el cerebro desde hace más de diez años, y no me lo puedo sacar).

Pero la verdad que estas son argucias; pensándolo bien, y aunque me avergüence confesarlo… me gusta, qué vamos a hacerle.

En su destierro Unamuno
se tragó una biblioteca
y ahora está aprendiendo rhuno
para lograr una beca.
Cecilia, blonda Cecilia,
qué honor para la familia.

Mi juventud ya se fue
mas ¿fue juventud la mía?
y ahora tengo un no sé qué
de jovial melancolía.
Gabriela, fina Gabriela,
mi corazón va a tu escuela.

Te dije: Gracias, querida,
gracias, dije, y te miré…
y me perdiste la fe,
tras de salvarme la vida.
Teresa, dura Teresa,
la mirada también besa.

Con tal sin embargo que…

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