Archivo por meses: junio 2005

The sounds of silence


Nueva galería de imágenes que armé con capturas de pantalla de «Kiki’s delivery service«, la película de Miyazaki. Esta transcurre en una ciudad europea, a mediados de siglo XX.
Clickear las imágenes para verlas más grandes.

Decía un crítico:
… Además de mostrar coraje y determinación -virtudes esperables en los héroes de la animación- Kiki experimenta aburrimiento, desaliento y vergüenza.
Lo último es particularmente interesante. Tras pasar su primera noche en la casa de un panadero y su mujer, Kiki se levanta y, todavía en camisón, sale afuera; desde su habitación el piso alto, que da al patio, ve el baño externo. Baja las escaleras, entra al baño, y unos segundos después abre la puerta y mira antes de salir. Se sobresalta al ver al panadero -un gigante, joven y silencioso- que se despereza y atraviesa lentamente el patio. Recién cuando él desaparece de vista, Kiki corre hacia las escaleras, y tras cerrar bruscamente la puerta de su habitación, respira…
Toda la escena no contribuye al desarrollo del argumento, ni es especialmente cómica; Disney la hubiera rechazado de plano. Pero en manos de Miyazaki, expresa con elocuencia y sin palabras la juventud de Kiki, su vulnerabilidad y su soledad.
Otro comentarista nota la maestría de Miyazaki para usar los silencios (sin menospreciar los fondos musicales, esenciales en algunas escenas). Largas secuencias sin diálogos ni música, que Disney, lamentablemente, no siempre ha resistido la tentación de «llenar» en los doblajes al inglés.
La escena anterior (imagen 35 en el listado), con algo más de un minuto de silencio completo, (sólo pisadas, «tirada de cadena», silbidos y respiración) es un lindo ejemplo.

Y podríamos hacer una aplicación de lo anterior a la liturgia, claro; pero ahora, mejor no.

Libros

Terminados esta semana: «La revolución francesa» (G. Pernoud y S. Flaissier) y «El elegido» (Thomas Mann). Agradables los dos.

Terminando: «Sobrevivientes y recién llegados» (H. Belloc). La verdad es que el estudio preliminar (100 páginas) de Aníbal D’Angelo me resultó algo más aprovechable que las 200 de Belloc; ninguno de los dos me llena, sin embargo, Y no hay caso, por más fuerza que hago no logro simpatizar con Belloc.

Tengo a medio leer (o por empezar) algunos otros, los anoto para recordármelos y evitar que se me pierdan; y para dármelas de culto…
«Páginas selectas sobre la Iglesia, de Newman. «Testigos de esperanza» de F. X. Nguyen van Thuan. Una selección de Don Orione. «Escándalo de la verdad», de Danielou. «Buddha y el evangelio del budismo», de Ananda Coomaraswamy. «La quinta cabeza de cerbero», de Gene Wolfe. «Wise blood» (y algunos cuentos) de Flannery O’Connor. «Las puertas de Anubis», de Tim Powers. «Jane Eyre», de Charlotte Brontë. «The scarlet letter», de Nathaniel Hawthorne. «Fe cristiana y pensamiento contemporáneo», de A. Dondeyne. Y otros que se me olvidan ahora.

De paso: En spero, Amy Welborn hace una breve recensión sobre novelas recientes con temática religiosa … y que, al juicio de Amy, pueden recomendarse. Me alegra no conocer -ni de oídas- a ninguno de los nombrados.

La problemática parroquia virtual

Otra de Tom, via TSO:
Los blogs pueden dar una sensación de comunidad a algunos católicos que, por distintos motivos, tenemos dificultades para confraternizar con los fieles de nuestra parroquia.
Lo cual, pasados ciertos obvios límites, puede jodernos la vida.
Traducción un poco libre, admito (incluyendo la primera persona).

Habría más que decir, para bien y para mal. No sólo apuntando a los blogs y sus efectos, sino a la soledad parroquial de algunos católicos poco gregarios y con demasiado sentido crítico; que, estoy sospechando, no son somos tan raros como antes creía….

Fe íntegra

Se trataba en Disputations del dogma de la virginidad de María (no sólo antes del parto, sino también después), y uno de los comentaristas acotó:
… de todas maneras, yo me cuento entre los católicos cuya fe no se vería sacudida si se llegara a demostrar que Jesús tuvo hermanos (aunque no creo que esto vaya a ocurrir)…
… a lo cual Tom contesta:
En ese caso, te estás perdiendo el meollo del asunto: que la Virginidad Perpetua de María, dogma de fe, es parte de la revelación de la Encarnación. Y por lo tanto, decir que tu fe no resultaría afectada en ese caso, implica reconocer que tu fe no es íntegra.
… a lo cual -además de aprobar- hubiera agregado yo que esa deducción no debería leerse en clave de acusación (para aplicarla al otro) sino para aplicarla a uno mismo; en la medida en que damos asentimiento (y bien está que lo hagamos) intelectual (o emocional) a un dogma porque la Iglesia lo enseña, pero no nos parece «necesario»… nuestra escucha de la revelación y del magisterio es imperfecta, y nuestra fe no es íntegra. Y es el caso de casi todos, claro está.
Hubiera agregado yo lo anterior digo, si no fuera porque el mismo Tom más adelante dice algo muy parecido.