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Fray Nelson trae un par de posts sobre el catolicismo en la España de hoy (aunque , claro no se trata sólo de España, ni sólo de la de hoy, ni sólo del catolicismo).
Si yo fuera evangélico me preguntaría donde está la evangelización callejera de la Iglesia Católica. Me parecería noble que se defienda la familia, pero me preguntaría porque no hay ese vigor para predicar la Buena Nueva. Creo que nunca entendería por qué el evangelio ha podido volverse tan aburrido en los púlpitos y tan interesante cada vez que aparece el tema del sexo.

Si yo fuera un filósofo ateo me preguntaría qué noción de derecho subyace en la mente de tantas manifestantes. ¿Defienden a la familia o sólo a sus familias? ¿Quieren el bien común o que no les perturben ni les cambien su modo de sociedad? Se defienden, es claro; pretenden defender lo suyo, pero si no parece que piensen en el bien de los que tienen otras tendencias o gustos, ¿qué tan respetable es su defensa?

Y con respecto a los que no protestan o a los que atacan la protesta, un tal ateo pensador podría preguntarles: ¿Ustedes defienden los derechos de los homosexuales o la comodidad de no plantearse de fondo lo implicado en este asunto?…
… y predice (optimista, el dominico) que les llevará cerca de un siglo a los españoles redescubrir el catolicismo.

Antes, el mismo fray Nelson ha escrito un serie de doce artículos sobre el alma y el intelecto (desde acá hasta acá). Interesante sobre todo este sobre las cuatro maneras equivocadas de imaginar el alma (el alma-fantasma, el alma-vaporcillo, el alma-energía y el alma-experiencia) y este sobre lo que sería la correcta… al menos desde una perspectiva tradicional (el alma como «forma» del hombre, y caracterizada por su capacidad de «ser de alguna manera todas las cosas», por la potencia intelectiva que nos permite conocer).

Y seguimos visitando dominicos: en Disputations, y a propósito de un post sobre consejos de lectura para adolescentes (la hija de Amy Welborn, concretamente), Tom le tira palos a Ayn Rand (la de la «Rebelión de Atlas»), escritora-filósofa que desconozco, bastante renombrada en EEUU y que alguien me había recomendado hace un tiempo.

En el siguiente post, Tom trata al pasar un tema apasionante: la Belleza como medio de llegar a Dios (sobre todo en sentido evangelizador, para hacer llegar la idea de Dios a los de afuera). Alguien planteaba que, dado que la gente hoy día no está muy dispuesta a llegar a lo absoluto por vía de la Verdad o el Bien (relativismo metafísico y moral), deberíamos atacar por el lado de la Belleza; hoy sólo la Belleza atrae y enamora, y sin las resonancias de exigencias «autoritarias» de las palabras Verdad o Bien.
En el post y en los comentarios se discuten pros y contras de esta idea. Si pasan y miran, verán; y disfrutarán de algunos lindos contrapuntos. Por ejemplo, alguien se preguntaba si del trío mentado (Verdad-Bien-Belleza) no es acaso el último el que prefiere usar el Diablo para perder al hombre; y Marion retrucaba: si a eso vamos, son los tres (Gen 3:6. «Y como viese la mujer que el árbol era bueno para comer, apetecible a la vista y excelente para lograr sabiduría, tomó de su fruto y comió, y dio también a su marido, que igualmente comió.»); realmente ingenioso. Otro (protestante) notó que «a diferencia de Verdad y Bondad, la palabra Belleza no aparece en los evangelios, si no me equivoco»; a lo que Tom contesta con gracia: «Así es; otro signo de que la doctrina de Sola Evangelium lleva a una metafísica defectuosa»..
El tema da para más, y podríamos mentar a (nuestro) Marechal, con su «Ascenso y descenso del alma por la belleza», y a von Balthasar, y a Dostoievski, y a… Pero no será hoy.

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