Viernes Santo

… Esta es la elocuencia definitiva del Viernes Santo:
Hombre, tú que juzgas a Dios, que le ordenas que se justifique ante tu tribunal, piensa en ti mismo, mira si no eres tú el responsable de la muerte de este Condenado, si el juicio contra Dios no es en realidad un juicio contra ti mismo.
Reflexiona y juzga si este juicio y su resultado -la Cruz y luego la Resurrección- no son para ti el único camino de salvación.

Cuando el arcángel Gabriel anunció a la Virgen de Nazaret el nacimiento del Hijo, revelándole que Su Reino no tendría fin, era ciertamente difícil prever que aquellas palabras preludiaban tal futuro: que el Reino de Dios en el mundo se tendría que realizar a un precio tan alto, que desde aquel momento la historia de la salvación de toda la humanidad tendría que seguir un camino semejante.
¿Sólo desde aquel momento? ¿O también desde el inicio?
El evento del Gólgota es un hecho histórico; sin embargo, no está limitado ni en el tiempo ni en el espacio, alcanza el pasado hasta el principio y se abre al futuro hasta el término mismo de la historia. Comprende en sí mismo lugares y tiempos, comprende a todos los hombres.
Cristo es lo que se espera y es, al mismo tiempo, el cumplimiento. …

Juan Pablo II
«Cruzando el umbral de la esperanza»

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