Está todo mal; pero el resto es inobjetable

Otra vez Castellani y Kierkegaard… Resulta que muchos profesores de filosofía (católicos, por ej.), a la hora de enjuiciar la obra del danés, trataban de mostrarse entendidos y al mismo tiempo reticentes (somos inteligentes y entendemos que es un grande, sí; pero también somos muy ortodoxos y la tenemos clara, así que no le vamos a dar el nihil obstat a un tipo tan extravagante). Y sentenciaban entonces : «Con Kierkegaard uno puede estar de acuerdo con varias cosas, pero no puede estar de acuerdo con todo«.
A Castellani estos mediocres, incapaces de libertad intelectual, lo fastidiaban. Y, medio en broma medio en serio, retrucaba: «Es exactamente al revés. Con Kierkegaard hay que estar de acuerdo con todo. Con algunas cosas, en cambio, hay que estar en desacuerdo.«.
Con esta modesta paradoja [*] quería significar que el pensamiento de Kierkegaard sólo se sostiene en conjunto; que, tomadas sueltas, muchas de sus afirmaciones son falsas o heterodoxas; pero que son verdaderas dentro del todo.
Y no se trata de mezclar agua fría con agua caliente para tener agua tibia; la ortodoxia no es tibieza, y no se produce mezclando herejías de signo opuesto. Pero sí que la ortodoxia mucha veces se nos presenta como afirmaciones violenta y aparentemente opuestas (y hasta heréticas) ligadas por un único espíritu de Verdad.

Y bueno. Si es así, también se dará lo contrario, pienso ahora … a cuento -injustamente, tal vez- de Balmes, quien ha suscitado defensores que me preguntan qué encuentro de erróneo -«concretamente»- en sus escritos.
Bien puede ser que una obra intelectual sea falsa, no porque lo sea una determinada proposición o argumento, sino el todo. O sea: el espíritu.
Y no digo que sea el caso del pobre Balmes; a quien al fin y al cabo conozco demasiado poco como para juzgar. (Aunque, para decirlo todo, ésa es la impresión que me da, sí).

Me dirá alguno (o lo pensará) que es bastante irresponsable y frívolo de mi parte, ponerme a hablar con tanta sentenciosidad de temas que me quedan demasiado grandes. Pero sí, hombre, de eso se trata. Este blog es, ante todo -y como casi todos- un alegre acto de irresponsabilidad y frivolidad.
Si alguien saca algo que le sirva, me alegro. Pero esto no es para tomar en serio. Ni en parte, ni en todo.

[* ¿No es esto aplicable también a muchos dichos del mismo Jesucristo?]

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