(En inglés) Un chica con gustos literarios un poco heterogéneos, se mete -o se cae o la empujan o que se yo- en el confesionario, después de 13 años...
Lindo relato (via Video Meliora...). Y lindos recuerdos...
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Hoy fui a confesarme. Hace algún tiempo venía pensando
en hacerlo, pero en verdad no planeaba ir hoy.
Al salir del trabajo, me dirigí a un negocio a buscar un regalo para el día del Padre, pero me encontré acercándome a la iglesia. Me decía una y otra vez que verdaderamente yo no quería saber los horarios de confesión, y que, llegado el caso, no iba a saber qué hacer... Sería ilógico viajar hasta ahí si sabía que de ello nada iba a surgir. Sería una tontería. Estaba completamente convencida. Sin embargo, fui. No podía no dirigirme hacia allí. Ansié desesperadamente no haber acertado con el horario. Y estaba llegando, y ví que no quería ir. Fui. Incluso estacioné en el lugar correcto, detrás de la iglesia, en lugar de hacerlo frente a la biblioteca (se supone que está prohibido pero todos lo hacen). Caminé hacia la puerta, esperando que estuviera cerrada. O que estuviera fuera de horario. Ni estaba cerrada, ni estaba fuera de horario. Sabía que iba a pasar así. Era El quien me estaba diciendo adónde ir. Me gustaría poder decir que escuché Su voz diciéndome que fuera a confesarme y a volver a la vida sacramental en la Iglesia. Pero no. Nada de voces. No soy del tipo de persona que escucha voces. Cada vez que Dios me "habla", lo hace "físicamente", no con palabras. Me habla con sensaciones físicas que entiendo como si fueran palabras, pero no lo son.
Así que llegué; entré a la iglesia. Había gente. No esperaba eso. El hecho de que pudiera haber otra gente allí no se me había ocurrido. Aquí me da una vergüenza enorme. Pregunté si estaba interrupiendo algo. Un amable matrimonio de ancianos, al comienzo de la fila, dijo que no. Entonces me dio un ataque de pánico. Me puse nerviosa, aterrorizada, y quise escapar. Balbuceé algo sobre que no quería molestar, pero el matrimonio aquel me sonrió y me dio la bienvenida; me dijeron que me quedara con ellos, que el cura era un hombre maravilloso y muy santo, y que pronto estaría allí. En pánico, admití que no me había confesado en los últimos trece años. Verdad, puesto que la última vez había sido la confesión previa a mi confirmación. El anciano se animó, me dijo que todo iría bien, y que era dichosa puesto que Jesús me había llamado para volver a El. El hombre que estaba en la fila detrás de mí les dio la razón, y cuando amagué a cambiarme de lugar me dijo que me quedara, que fuera delante de él. El anciano me condujo al confesionario para mostrarmelo y así calmarme. No funcionó. Todavía quería escaparme. Pero no podía irme. Sabía que El quería que me quedara allí. Así que esperamos que llegara el cura. Alcancé a recordar que se suponía que yo debía estar repasando mis pecados. Eso era la parte fácil del asunto. Lo dificil era no largarme a llorar y aparecer más estúpida todavía... Porque en ese momento supe que ya no me iba a escapar. El temor me hace obstinada.
No hay nada especialmente espantoso en la Confesión. Vas, confesás tus pecados a Cristo en la presencia de su Sacerdote, y te absuelven. Pero es muy duro, porque para confesar tus pecados primero tenés que confrontarlos; admitirlos; hacerte responsable de ellos. La idea de presentarme a Dios y decirle con palabras cuánto le había fallado, me hacía temblar. Traté de calmarme, y cuando estaba logrando dominarme llegó el cura. Era un monje franciscano. Me dio pánico otra vez. No tengo idea por qué. Nunca me había pasado, aún cuando iba de niña a confesarme . Acaso mi subconciente entendía mejor que mi conciencia el significado de lo que estaba por hacer. Acaso simplemente soy rara. El matrimonio anciano me ofreció pasar en su lugar, pero lo rechacé. Ponerse llorona delante de un cura desconocido ... no es de las cosas que una está ansiosa por apurar. Mientras esperaba mi turno, el hombre detrás mío se me acercó y me dijo: «Si fuera fácil, todos podrían hacerlo». Y llegó mi turno. Fui y me confesé. No les voy a contar los detalles, pero sí les contaré que el cura me dio unos "Kleenex". Parece que no soy la única rara que llora y tiene ataques de pánico en la Iglesia.
Después de dejar el Confesionario, absuelta de mis pecados, fui a rezar un poco. Cuando era niña, siempre dejaba el confesionario caminando en el aire. No literalmente, pero sí espiritualmente. Se me había quitado una carga. y sentía siempre esa ligereza física posterior a la absolución. Hoy no me sentí así. Pero mientras rezaba tuve la sensación -física- de la luz que surge atravesando la oscuridad. Vieron cómo cambia la iluminación de un cuarto cuando el sol se asoma tras las nubes ? Algo así. Como si todos los sensores físicos que se activan a la salida del sol se hubieran activado, pero no por el estímulo natural. Dios me decía -calladamente- que mi sensación infantil de liviandad física post-absolución era ahora la sensación de gozo de una mujer adulta. Me sentí limpia, liviana, pura y buena. Había estado rezando, sobre todo en alabanza y acción de gracias, durante varios minutos, pero en ese momento no pude rezar más de manera conciente. Me arrodillé allí mismo, más bien conociendo la oración que diciéndola. Entonces me levanté y me fui. El matrimonio de ancianos se había ido. Me hubiera gustado poder agradecerles.
Reeves in the Summertime, otro episodio de la saga de "Monseñor Reeves" -solo si leés a Wodehouse... y tenés alguna idea de los problemillas episcopales yanquis- en Disputations:
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...
"The point has been sufficiently established for our purposes."
"Yes, your excellency."
"The time may come to share the whole fascinating story of his climb to prominence in the world of amusements, but that time is not now."
"Yes, your excellency."
I gave him a reassuring smile. Things had been somewhat strained between us, due to some dated ideas Monsignor Reeves harbored regarding the proper facial expression for a bishop in his official press photograph, and I didn't want the situation to deteriorate.
...
Andrew Sullivan es uno de esos periodistas/columnistas/opinadores y formadores de opinión, muy conocido en EEUU; escribe en New York Times, y es muy apreciado en los círculos conservadores-liberales. Dice lo que su público quiere escuchar , y al parecer lo dice con habilidad e ingenio.
Tiene las posiciones predecibles en los grandes temas: ha apoyado fervientemente la guerra, por ejemplo.
Además, es católico.
Con todo lo anterior, uno podría imaginar el tipo de católico, del que apoya a la Iglesia en todo ... salvo las reticencias cuando se trata de criticar al capitalismo. Pero la reticencia viene más bien por otro lado.
Resulta que el tipo es gay. Y, claro: es de los que dicen al mundo "escuchen, escuchen!", cuando el Papa dice lo que él ya sabe o cree saber (y el resto del mundo no); pero cuando el Papa dice lo que a él le molesta escuchar ... ahí se acabó la Iglesia docente: en esos casos, si la Iglesia está en desacuerdo conmigo, es claro que la Iglesia se equivoca. ( La Iglesia tendrá cosas que enseñar, muchas veces a contrapelo ... pero no a mí).
Y así como él dice "la Iglesia está en la verdad... salvo cuando condena los actos homosexuales (es decir, mis actos)", sus simpatizantes conservadores católicos no gays dicen "Andrew tiene razón en todo, salvo cuando habla a favor de los gays".
Ayer, por fin, empezó a reconocer su intención de dejar la Iglesia. Y cita un par de mails de colegas, que también están haciendo las valijas. De entre ellos saco esta perla.
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as a thinking gay man, I have no other choice but to
leave this church. In the twenty-first century North American society in which I find myself, one of the strongest votes I can register is often the vote of my pocketbook. And in leaving the Catholic church, I also withdraw the financial support that the church realistically needs to sustain its increasingly errant mission. I hope many others do the same.
Y no por ganas de "purificar" la Iglesia (de paso: no "esta" iglesia, sino "la" Iglesia), sino -incluso- por el mismo bien de estos tipos, por su misma salvación. Porque si su vínculo con la Iglesia está basado en una mentira, si es un puro apego ideológico-cultural (y hasta político) tomar distancia puede ser una manera de acercarse a la verdad. Mejor ser un buen ateo (o lo que sea) que un mal católico ("malo" se refiere aquí a esa falta de autenticidad ante la propia alma).
Por cierto, bien puedo equivocarme.
Pero este párrafo:
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... It tears me apart to see no prospect of the Catholic Church ending
its war on gay people and their dignity in my lifetime.
In fact, I think it's getting worse; and the next Pope from the developing world could make the current one seem humane. Leaving the sacraments would be a huge blow to the soul; but the pope just called the love I have for my boyfriend "evil." That's a word he couldn't bring himself to use about Saddam Hussein.
Es preferible (decía Kierkegaard, si no me equivoco) rezar "bien" a un ídolo , que rezar "mal" al verdadero Dios.
De las obras de ficción de C. S. Lewis, Perelandra -segundo libro de la trilogía interplanetaria-, es uno de mis favoritos (junto con "Mientras no tengamos rostro").
Me acordé estos días -aunque me costó ubicarlo- de este fragmento:
- ... En una ocasión, alguien había estado hablando acerca de "ver la vida" en el sentido popular de vagar por el mundo y conocer gente, y B., que estaba presente (y es antropósofo), dijo algo que no puedo recordar con exactitud acerca de "ver la vida" en un sentido muy distinto. Creo que se refería a cierto sistema de meditación que pretendía hacer visible "la forma de la Vida misma" al ojo interno.
En todo caso Ransom se dejó atrapar en un extenso interrogatorio al no poder ocultar que asociaba cierta idea muy definida a dicha expresión. Hasta llegó a decir -bajo extrema presión- que en aquella circunstancia, la vida se le presentaba como una "forma coloreada". Cuando le preguntaron "qué color", adoptó una expresión extraña y sólo pudo decir "¡Qué colores! ¡Sí, qué colores!...". Pero entonces lo arruinó todo al agregar, "...desde luego, no era realmente un color, en ningún sentido. Quiero decir, no lo que nosotros llamamos color", y no dijo una palabra más durante toda la noche.
Otra alusión se dio cuando un amigo escéptico de ambos llamado McPhee argumentaba contra la doctrina cristiana de la resurrección de la carne:
En ese momento yo era su víctima y él arremetía en su estilo escocés con preguntas tales como "Así que crees que vas a tener tripas y paladar para
siempre en un mundo donde no habrá qué comer, y órganos genitales en un mundo sin copulación? ¡Hombre, te van a ser muy útiles!", cuando Ransom irrumpió de pronto con gran excitación: "Oh! ¿no comprendes, pedazo de asno, que hay una gran diferencia entre una vida trans-sensual y una vida a-sensual?". Como es lógico, eso desvió las baterías de McPhee hacia él. Lo que surgió fue que, según Ransom, las funciones y apetitos actuales del cuerpo desaparecerían, no por atrofiamiento sino porque se verían, según dijo, "sumergidas". Recuerdo que empleó la palabra "trans-sexual" y empezó a buscar palabras similares para aplicar a la actividad de comer (después de rechazar "trans-gastronómico"), y como no era el único filólogo presente, ese desvió la conversación hacia otros rumbos. Pero estoy casi seguro de que pensaba en algo que había experimentado durante el viaje a Venus.
Aunque tal vez lo más misterioso que dijo sobre el mismo fue lo siguiente. Yo lo estaba interrogando sobre el tema (cosa que él no permitía con mucha frecuencia) y había dicho incautamente: "Por supuesto me doy cuenta de que para ti es algo demasiado vago como para poder expresarlo en palabras", cuando me reprendió en tono bastante duro, para hombre tan paciente, diciendo: "Por el contrario, lo vago son las palabras. El motivo por el que no puede ser expresado es que se trata de algo demasiado definido para el lenguaje." Y eso es prácticamente todo lo que puedo contarles sobre el viaje. Algo es seguro: que volvió de Venus aún más cambiado que cuando había regresado de Marte. ...
Y ya salió publicado el documento del Vaticano (en rigor: de la "Congregación para la Doctrina de la Fe") sobre las uniones homosexuales.
Nada nuevo, y nada que ningún católico (ningún obispo, para empezar) no debiera ya saber -y decir, si le toca.
El corresponsal católico de Clarín te enseña,
el corresponsal católico de Clarín te entretiene ...
-
«
La Iglesia iniciará mañana por orden del viejo Papa una movilización mundial de las conciencias católicas condenando en un documento oficial la legalización de las uniones civiles entre homosexuales.
El severo cardenal alemán (brrr que miedo!) Josef Ratzinger...
En el Vaticano ha causado particular alarma la decisión del gobierno autónomo de la Ciudad de Buenos Aires (bueno, al menos nos hicimos notar por algo! por fin!) que legaliza las uniones de gays y lesbianas, lo que ha convertido a la Argentina en el primer país de América Latina, donde reside la mitad de los 1.100 millones de católicos en todo el mundo, que iguala los derechos de las parejas hetero y homosexuales (cómo ? no era que no igualaba los derechos ? )
El Papa Juan Pablo II es un fuerte tradicionalista (ay!) en los temas morales y en sus casi 25 años de pontificado, que celebrará en octubre próximo, ha enfatizado las posiciones de siempre de la Iglesia en materia de homosexualidad, aborto, divorcio, anticonceptivos y otros temas candentes.
Muchos especialistas (el que escribe, sin ir más lejos) creen (esperan) que el próximo Papa deberá aceptar una posición más flexible (o sea: dejar de enfatizar las posiciones de siempre) en materia de moral sexual (sigan esperando), pues el "Pueblo de Dios" (el entrecomillado ... es delicioso), sobre todo en Occidente (y ya se sabe, todos somos muy multiculturales y tercermundo y anticolonialistas; pero cuando de progresos morales se trata, miramos para allá; Holanda y Escandinavia sobre todo: ese es el magisterio que queremos) tiene una práctica de vida en estos asuntos cada vez más alejados del magisterio pontificio. (o sea: no es el magisterio el que debe enseñar al pueblo, sino el pueblo al magisterio; tal vez con alguna encuesta en Clarín, por ej.)....
La Iglesia se ha pronunciado varias veces en los últimos treinta años contra toda apertura a los homosexuales (típica información algarañezca; no será 'contra toda apertura a la homosexualidad', en todo caso? Ni siquiera ve la contradicción con la frase siguiente:) El Vaticano reconoce que muchos viven esa condición con sufrimiento y espíritu cristiano, por lo que acepta la desviación homosexual pero no la práctica. (las inclinaciones no se "aceptan", simplemente están; lo que se acepta o se rechaza, siempre, es un acto humano)
...
Los homosexuales deben vivir en estricta castidad para ser aceptados a los sacramentos de la Iglesia (
sí, excelente... al sacramento del matrimonio, ya que estamos;
o al de la ordenación sacerdotal; o al de la confesión... Algarañaz: porqué
no te dedicás a comentar partidos de fútbol?)
De las "Visiones" de la Beata Ana Catalina Emmerich:
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He visto que toda criatura humana recibe dos espíritus al nacer: uno bueno y otro malo. El
bueno es de naturaleza celestial, aunque es del orden más inferior; el espíritu malo no ha
sido aún precipitado en el Infierno, pero si en los tormentos, y está privado de la visión
de Dios.
Veo siempre en cierto círculo, en torno de la tierra, nueve cuerpos, o espacios, o esferas, como astros lejanos. A estas esferas las veo habitadas por espíritus de diversa naturaleza y veo desde ellas derivarse caminos formados de rayos, por los cuales se puede seguir toda línea hasta cualquier punto de la tierra. He entendido siempre que por este medio aquellas esferas están ligadas con la tierra. Sobre cada tres órdenes de estos mundos de espíritus veo siempre un ángel grande sentado sobre un trono: uno tiene en la mano un cetro, otro una vara y el tercero una espada. Llevan corona, un vestido largo y muchos adornos en el pecho. En estos mundos habitan espíritus malos; al nacer toda humana criatura se unen a ella por una interna correspondencia que entonces veo distintamente y admiro, y que ahora no puedo dilucidar.
Estos espíritus no son transparentes y graciosos, como los ángeles; brillan, en verdad, pero su resplandor es turbio y superficial, como un reflejo. Son perezosos, cansados, visionarios, melancólicos, o bien fogosos, coléricos, arrogantes, irremovibles, obstinados, prontos para engañar y burlar, y así por el estilo. Parece que fueran todo pasiones y dados a las pasiones. Son rojizos, y he observado en ellos los mismos colores que en las penas y en las luchas del espíritu veo manifestarse en las criaturas humanas y que en la gloria de los mártires veo manifestarse purificados por el brillo resplandeciente que los rodea. Parece como si las pasiones en ellos, desterradas por el dolor, se convirtiesen luego en el color dominante de su triunfo. Estos espíritus tienen rostros incisivos, decisivos, violentos y penetrantes; son extraordinariamente insistentes e insinuantes en el alma humana, como los insectos, ciertos perfumes y ciertas clases de plantas. Despiertan en los hombres toda clase de deseos y pensamientos. Toda su forma está cubierta de irradiaciones, de caricias y de halagos, como puntas sutiles.
No producen por sí mismo ningún pecado, ningún acto; pero separan al hombre del influjo divino y abren en el mortal la puerta a la acción del mundo. Lo llenan de sí mismo, lo vinculan, lo comprimen a la tierra en diferentes maneras, y cuando el hombre. cede a ellos, pasa todo a las tinieblas: entonces el demonio se aproxima e imprime en él su sello. De aquí se origina un hecho, un pecado, como un nacimiento. Se ha operado una separación de lo que es divino.
He visto cómo la mortificación y el ayuno debilitan mucho la influencia de estos espíritus, y cómo la vecindad y la actividad de los ángeles custodios fortifica, como asimismo se les opone la recepción de los santos sacramentos y los resiste. He visto que ciertas inclinaciones y repugnancias de las criaturas humanas, ciertos deseos e involuntarias antipatías tienen correspondencia y conexión con estas influencias, y que especialmente el aborrecimiento y las náuseas hacia ciertos animales, particularmente los que se sienten por los impuros gusanos e insectos, toman de esta influencia una significación misteriosa: aquellos insectos que mayormente nos repugnan son imágenes y símbolos de los pecados y pasiones, a los cuales, por causa de nuestra correlación con estos espíritus, estamos principalmente inclinados.
Me manda Eduardo A. un texto a propósito de Camus, que toca -a su modo- algunas cuerdas que yo andaba con ganas de tocar.
Mientras yo sigo afinando -tengo mal oído y malos dedos- , acá lo copio.
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está de moda la izquierda.
una vueltita de tuerca con sus tópicos usuales, esa especie de derecho natural de viejas cosas nuevas y esa fe de nuevas creencias refritadas, con mandamientos, mártires, popes, apóstoles (hasta herejes y cismáticos).
una religión más, al fin de cuentas. con su cielo y con su infierno. su juicio final. sus redentores.
un fiasco la izquierda, al final.
como religión, habría que preferir las que han probado que pueden vivir
por lo menos dos mil años.
por menos que eso, no habría ni que preocuparse.
pero está de moda, como hace unos cuarenta años. ahora viviendo en buena medida de lo de hace 40 años, porque, de nuevo, no tiene mucho más para ofrecer que llorar sobre el mundo global y la exclusión, olvidado ya el sarampión humanista-ecológico (esa especie de resentimiento humano respecto de la naturaleza humana.)
la izquierda ideológica es más o menos como la derecha ideológica:
necesitan rehenes.
tienen a las cosas de rehén.
y se disponen
militantemente a "rescatar" a los rehenes de manos de los contrarios.
si mueren los rehenes, no importa mucho.
lo importante son los principios, y además en toda guerra hay bajas y en toda guerra mueren inocentes.
y además, si uno se pone exquisito, si se los apura un poco, lo dirán:
nadie es del todo inocente.
porque el que no está con uno, está con el
otro.
lo dicho: una religión.
entre nosotros está de moda también.
por ejemplo, para los que se cuelgan de la moda k y venían necesitando un poco de aire zurdo, después del huracán conservaduro, privatista, mundounista (como si "la internacional" la hubiera escrito adam smith o bill gates.)
por eso me gustó este fragmentito de albert camus.
de una ingenuidad, si se quiere, que no le perdonó el establishment de la 'culture'.
nada ingenuo. sincero en todo caso.
capaz de desdeñar el partido, los
partidos, las ideologías, los catecismos de combate (y de 'combat'):
en sus "ensayos literarios", cuenta de sí que su experiencia, desde
temprano, se sitúa siempre
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"a mitad camino entre la miseria y el
sol [...]
...el calor que reinaba sobre mi infancia me ha privado de todo resentimiento. vivía en estrechez, pero sin embargo en una especie de goce. me sentía con fuerzas infinitas: se trataba sólo de encontrarles un punto de aplicación.
la pobreza no obstaculizaba estas fuerzas: mar y sol en áfrica no cuestan nada [...]
...la miseria me impidió creer que todo esté bien bajo el sol y en la historia; el sol me enseñó que la historia no es todo."
murió en el '60.
le dio días amargos a los ideólogos, a sartre, un poco
a mounier, a la 'vague'.
y supongo que les habría dado más si hubiera vivido más.
demasiada rebelión la de un hombre que da toda la vuelta y no media
vuelta.
demasiada revolución la de un hombre que cree que hay que mirar el sol
para no encandilarse con la 'historia'.
está en la larga tradición de poetas (y de hombres) que le temen más al placer de lo políticamente correcto que al dolor temporal de la verdad.
a su lado, los más atrevidos ideólogos parecen escritores por encargo.
y parecen porque son.
así, curiosamente, pasó por este mundo con un cartelito colgado al
cuello que decía "intelectual de izquierda".
como simone weil, idéntica en su militancia, y en su libertad para buscar libertadores.
la izquierda, en voz más o menos baja, los considera herejes, débiles.
Me llega un texto de Alejandro -de España-, de un grupo de discusión; dándole vueltas a la idea de que "los ángeles caídos dejaron de ser asexuados". Cosa que no tiene mucho apoyo en la teología católica, (aunque es imposible olvidar el intrigante pasaje del Génesis , y los relatos sobre súcubos e íncubos que el mismo -moderno para el caso- Santo Tomás no se anima a descartar...), más bien en otras mitologías, corrientes gnósticas, y cosas así; que no dejan de ser interesantes, ni dejan de ofrecer sus chispazos de luz.... mientras no les soltemos las riendas -digo yo-. Comenta Alejandro:
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... No es una idea que haya oído mucho, pero tiene paralelos e implicaciones
muy interesantes.
En el Testamento de Salomón, una obra grecojudía que ha influido mucho en la demonología, el rey de Israel hace desfilar ante sí a los espíritus malignos, y uno de los que aparece es la demonesa llamada Onoscélide (Patadeburra), a la que se denomina "espíritu corporeizado". Parece la misma idea: al caer, los espíritus angélicos se 'mancharon' de materia.
En el Silmarillion de Tolkien se cuenta que Melkor (el correlato de Lucifer) podía, en sus primeros tiempos, aparecer como ángel de luz si quería; pero que, a medida que fue gastando sus fuerzas, quedó preso en una única apariencia, la de coloso siniestro.
Hay otra reflexión parecida, creo recordar que en el sabio bizantino Miguel Psello: los demonios, según su predilección por ciertas materias (agua, sangre, arena, fuego..), han ido especializándose en formas afines a esas materias, y perdiendo 'elasticidad', de modo que les cuesta mucho (o les es imposible) presentarse en formas distantes de sus predilecciones.
Por ello, la forma que los demonios adoptan para presentarse ante los humanos (pongamos, la de salamandra) es falsa en cuanto disfraz material de algo que es supra-materia; pero verídica en cuanto da fe de las inclinaciones que han ido definiendo y 'cosificando' al demonio en cuestión.
No puedo dejar de recordar que esto de concretarse, definirse y quedar atrapado en el caparazón que uno mismo va construyendo (roles, ideas sobre uno, hábitos, manías, cadaunadas) es una metáfora bastante apta de lo que supone hacerse adulto.
Se vienen diversos cambios técnicos (de ubicación física, de IP, de DNS...) en el hosting. Nadie se extrañe -y nadie se desespere- si aparecen problemas para acceder a esta página en los próximos días.
Respecto de mi logística dominical, el Sr 100 Cadáveres me sugiere una "variante indecente"
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1 voy a la casa de pastas y saco numero
2 salgo de misa
3 voy a departamento
4 pongo agua a calentar
5 voy por los ravioles (mi numero debe ser uno de los primeros)
etc
Por su lado, Juan de Mairena (el gracioso de JdM... ) propone:
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1. pongo el agua en mínimo cerca de la hornalla chica
2. paso por la casa de pastas y como no hay nadie me atienden, pago y les dejo el paquete en una heladera
3. voy a misa
4. salgo y retiro el paquete
5. echo los ravioles...
Me quedo entonces -menos eficiente, pero más sano- con la opción de ir primero a misa -sin preocupaciones de cajas de ravioles en heladeras ajenas y ollas de agua hirviendo en la cocina- y después preocuparme de los menesteres profanos.
Igual, se agradece.
Murió María Esther de Miguel. QEPD. Y no la traigo acá porque me guste como escritora (no leí una línea de ella), ni por sus aspiraciones de monja; más bien por esto que recuerdo haber leído -con algo de sorpresa- hace tiempo.
Poner como tres libros de cabecera al Quijote, las Moradas de Santa Teresa y las Confesiones de San Agustín ... no está nada mal.
Me comentaba un amigo, a propósito de lo del gral Paz., que mis citas de libros leídos (y que estoy leyendo) dan una imagen de "un tipo de vastos intereses, nutrida biblioteca, un vero humanista". Como él me conoce, esto le debe causar gracia...
Pero casi todos los que leen esto me conocen, sospecho; así que no tengo por qué sentirme culpable de engatusar a nadie, o casi nadie.
Avanti, pues.
Y ahora, vamos con un poco de matemática.
A partir de un post de Disputations, surgió la consideración de estos números:
n | M(n) | M-1 |
2 | 2 | 1 |
3 | 6 | 5 |
4 | 12 | 11 |
5 | 60 | 59 |
6 | 60 | 59 |
7 | 420 | 419 |
8 | 840 | 849 |
9 | 2520 | 2519 |
... |
Probablemente tengan algún nombre, y hayan sido estudiados; no lo sé. Los números de la derecha (M-1) surgieron como respuesta a la pregunta de Disputations (encontrar el numero que al ser dividido por 9 da resto 8, y al ser dividido por 8 da resto 7 , y ... etc).
Ya resuelta la cuestión, a Tom se le ocurrió preguntarse si estos números son primos. Se ve que los primeros lo son... pero no todos: 2519 = 11 x 229. Tom se pregunta entonces por los que siguen (serán todos compuestos?).
En todo caso, pareciera que si no son primos, son "casi primos": es decir, sus factores primos son pocos y relativamente grandes. En cambio, los números M están en el otro extremo: por cómo están construidos, son producto de muchos factores pequeños, son "muy divisibles", muy compuestos.
Busco en Google y veo que el concepto -nuevo para mí- es relativamente conocido, aunque no mucho. Algunos mencionan los números "supercompuestos" o "versátiles" o "antiprimos"; la definición es diferente, pero el concepto es similar -y buena parte del listado.
Parece entonces natural preguntarse si restando uno a un número "supercompuesto" obtenemos un número primo. Ya vimos que la respuesta es no siempre ... pero casi. Y, conceptualmente, parece válido decir que "si M es un número 'muy compuesto' , 'M-1' es 'casi primo'". No muy riguroso, claro : no sólo porque las definiciones no son estrictas, sino porque no sabemos si se cumple siempre.
En todo caso, me gusta esa idea de esos pares de números vecinos que tienen propiedades opuestas en cuanto a su "primalidad". Y me pregunto cuántas parejas de estas habrá -sea con la definición standard de números "versátiles" o con mi definición de M(n); serán infinitas? Conjeturo (total, no arriesgo nada) que sí.
Finalmente, recordemos el caso de los "primos de Mersenne", que son aquellos números de la forma 2n-1. Para ciertos n (no para todos) es un número primo. Y puede pensarse como un análogo de lo anterior, ya que el número 2n es "antiprimo" (de acuerdo al concepto visto: número muy divisible en muchas partes pequeñas). Así, por ejemplo, 127 (primo) y 128 (2 x 2 x .....x 2) sería una de estas parejas de vecinos opuestos. (Se sabe si hay infinitos primos de Mersenne ?)