“Mansedumbre”

«Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón» Mt 11,29. Jesús, que habla así, es la revelación suprema de la mansedumbre de Dios Mt 12,18ss; él es la fuente de la nuestra cuando proclama: «Bienaventurados los mansos» Mt 5,4.

1. La mansedumbre de Dios.

El AT canta la inmensa y clemente bondad de Dios Sal 31,20 86,5, manifestada en su gobierno del universo Sab 8,1 15,1, y nos invita a gustarla Sal 34,9. Más dulces que la miel son la palabra de Dios, su ley Sal 119,103 19,11 Ez 3,3, el conocimiento de su sabiduría Prov 24,13 Eclo 24,20 y la fidelidad a su ley Eclo 23,27. Dios alimenta a su pueblo con un pan que satisface todos los gustos; así revela su suavidad Sab 16,20s, suavidad que hace gustar al pueblo, cuyo esposo amadísimo es Cant 2,3, suavidad que el Señor Jesús acaba de revelarnos Tit 3,4 y de hacernos gustar 1Pe 2,3.

2. Mansedumbre y humildad.

Moisés es el modelo de la verdadera mansedumbre, que no es debilidad, sino humilde sumisión a Dios basada en la fe en su amor Num 12,3 Eclo 45,4 1,27 Gal 5,22s. Esta humilde mansedumbre caracteriza al «resto», al que Dios salvará, y al rey que dará la paz a todas las naciones Sof 3,12 Zac 9,9s=Mt 21,5.

A estos mansos, sometidos a la palabra divina Sant 1,20ss, los dirige Dios Sal 25,9, los sostiene Sal 147,6, los salva Sal 76,10, les da el trono de los poderosos Eclo 10,14 y les hace gozar de la paz en su tierra Sal 37,11=Mt 5,4.

3. Mansedumbre y caridad.

El que es dócil a Dios es manso con los hombres, especialmente con los pobres Eclo 4,8. La mansedumbre es fruto del Espíritu Gal 5,23 y signo de la presencia de la Sabiduría de lo alto Sant 3,13.17. En su doble aspecto de tranquila suavidad (gr. prautes) y de moderación indulgente (gr. epieikeia), la mansedumbre es una característica de Cristo 2Cor 10,1, de sus discípulos Gal 6,1 Col 3,12 Ef 4.2 y de sus pastores 1Tim 6,11 2Tim 2,25. Es el ornato de las mujeres cristianas 1Pe 3,4 y constituye la felicidad de sus hogares Eclo 36,23. El verdadero cristiano, aun en la persecución 1Pe 3,16, muestra a todos una mansedumbre serena Tit 3,2 Flp 4,5; así da a todos testimonio de que «el yugo del Señor es suave» Mt 11,30, puesto que es el yugo del amor.

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hjg.com.ar - Última actualización: 14-junio-2009
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