Suma teológica - Parte II-IIae - Cuestión 74
La susurración
Corresponde a continuación tratar de la susurración (q.72 intr). Acerca de esto se plantean dos preguntas:
  1. La susurración, ¿es un pecado distinto de la detracción?
  2. ¿Cuál de los dos es más grave?
Artículo 1: La susurración, ¿es pecado distinto de la detracción? lat
Objeciones por las que parece que la susurración no es pecado distinto de la detracción:
1. Dice Isidoro, en el libro Etymol.: El susurrador toma este nombre del sonido de la voz, porque al difamar no habla a la faz de alguien, sino al oído. Mas el hablar del otro difamándolo es propio de la detracción. Luego la susurración no es pecado distinto de la detracción.
2. Se lee en Lev 19,16: No incriminarás ni murmurarás en el pueblo. Pero incriminar parece ser lo mismo que difamar. Luego tampoco difiere la susurración de la detracción.
3. Léese también en Eclo 28,15: El murmurador y el hombre de dos lenguas será maldito. Mas parece que un hombre de doble lengua es igual que un detractor, por cuanto es propio de los detractores hablar con dos lenguas: con una en ausencia del difamado y con otra en su presencia. Luego susurrador es lo mismo que detractor.
Contra esto: está el texto de Rom 1,29-30: Susurradores, detractores, sobre el cual comenta la Glosa: Susurradores son los que siembran la discordia entre los amigos; detractores son los que niegan o disminuyen lo bueno de otros.
Respondo: La susurración y la difamación coinciden en la materia e incluso en la forma, o sea, en la manera de hablar, puesto que en ambas se habla mal del prójimo ocultamente. Por esta semejanza se toma a veces uno de estos pecados por el otro; por eso, sobre aquel texto de Eclo 5,16: No seas tenido por murmurador, añade la Glosa: esto es, por detractor. Pero difieren en el fin, pues el detractor tiende a denigrar la fama del prójimo; de ahí que difunda principalmente sobre el prójimo aquellas especies malas con que puede ser infamado o, al menos, disminuida su fama; mientras que el murmurador tiende a romper la amistad, como consigna la Glosa citada, y por eso dice Prov 26,20: Suprimido el murmurador, cesan las rencillas. Por tanto, el susurrador profiere contra el prójimo aquellas especies malas que pueden mover contra él el ánimo del oyente, según el pasaje bíblico de Eclo 28,11: El hombre pecador turbará a los amigos y en medio de los que viven en paz pondrá enemistad.
A las objeciones:
1. El susurrador en cuanto que habla mal de otro, incurre en difamación; pero difiere del detractor porque no se propone directamente decir algo malo de otro, sino difundir todo aquello que pueda exacerbar los ánimos de una persona contra otra, aunque lo que diga sea verdaderamente bueno, y, por el contrario, aparentemente malo por cuanto desagrada a quien se lo dice.
2. El incriminador difiere del murmurador y del detractor, porque aquél es el hombre que públicamente imputa crímenes a otras personas, ya acusando, ya insultando, lo que no pertenece ni al detractor ni al murmurador.
3., en sentido propio, el murmurador es llamado hombre de dos lenguas. Pues cuando hay amistad entre dos personas, se esfuerza éste por romperla por ambas partes a la vez, y para ello se vale de su doble lengua para con cada uno de los interesados, hablando a uno mal del otro. Por ello se consigna en Eclo 28,15: Maldito sea el susurrador y el hombre de dos lenguas, y añade: porque perturba a muchos que viven en paz.
Artículo 2: La detracción, ¿es pecado más grave que la susurración? lat
Objeciones por las que parece que la detracción es pecado más grave que la susurración:
1. Los pecados de palabra consisten en pronunciar malos conceptos. Mas el detractor dice del prójimo cosas que son absolutamente malas, porque de ellas nace la infamia o disminuye la reputación; en cambio, el susurrador no se cuida de publicar más que apariencias de mal, que desagraden al que las escucha. Luego la detracción es un pecado más grave que la susurración.
2. Cualquiera que arrebata a alguien su fama, le roba no sólo un amigo, sino muchos, puesto que todo el mundo rehuye la amistad de personas infamadas. Por eso se reprocha en el texto de 2 Cró 19,2: te unes en amistad con los que odian al Señor. Pero la susurración roba solamente un amigo. Luego es pecado más grave la susurración que la detracción.
3. En Sant 4,11 se lee: El que difama a su hermano, difama a la ley, y, por consiguiente, a Dios, que es el legislador; por eso el pecado de la detracción parece ser pecado contra Dios, lo cual es gravísimo, como se ha demostrado (q.20 a.3; 1-2 q.73 a.3). Mas el pecado de susurración va contra el prójimo. Luego el pecado de detracción es más grave que el de susurración.
Contra esto: está Eclo 5,17, que dice: Sobre el hombre de doble lengua hay una marca pésima: el sembrador de cizaña se atrae el odio, la enemistad y la afrenta.
Respondo: Según se ha dicho (q.73 a.3; 1-2 q.73 a.8), el pecado contra el prójimo es tanto más grave cuanto mayor es el daño que al prójimo se infiere, y es tanto mayor ese daño cuanto más excelso sea el bien que se destruye. Pero el amigo es el más valioso entre todos los bienes exteriores, puesto que sin amigos nadie puede vivir, como constata el Filósofo en VIII Ethic. Por eso se lee en Eclo 6,15: No hay nada comparable a un amigo fiel, porque, para que un hombre sea considerado digno de la amistad de otro, es necesaria también una óptima reputación, que por la difamación se destruye. De ahí que la susurración sea mayor pecado que la detracción, y aun que la contumelia, ya que el amigo es preferible al honor, y vale más ser amado que ser honrado, como escribe el Filósofo en VIII Ethic.
A las objeciones:
1. La especie y la gravedad del pecado se determinan más bien por su fin que por el objeto material. De ahí que, por razón del fin, la susurración es más grave, aunque el difamador difunda algunas veces peores conceptos.
2. La reputación es una condición necesaria para la amistad, mientras que la infamia dispone a la enemistad. Mas una disposición es menos que el término hacia el que se ordena. Por consiguiente, el que realiza un acto que es disposición hacia la enemistad peca menos que el que directamente actúa para inducir a esa enemistad.
3. El que difama a su prójimo parece difamar a la ley en tanto en cuanto que desprecia el precepto del amor al prójimo, precepto contra el que obra más directamente el que se esfuerza por romper una amistad. Por eso, este pecado va principalmente contra Dios, puesto que Dios es caridad, según está escrito en 1 Jn 4,8.16. Y así consigna Prov 6,16: Hay seis cosas que aborrece el Señor, y una séptima que es detestada por su Espíritu, y añade, v.19, la séptima: el que siembra la discordia entre sus hermanos.