"Bienaventurados sois cuando os maldijeren y os persiguieren y dijeren todo mal contra vosotros, mintiendo por mi causa. Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón muy grande es en los cielos, pues así también persiguieron a los profetas, que fueron antes que vosotros". (vv. 11-12)
Rábano
Dirigía Jesús principalmente las anteriores sentencias. Empieza a hablar impulsando a los presentes, prediciéndoles las persecuciones que habían de sufrir por su nombre y diciendo: "Bienaventurados sois cuando os maldijeren los hombres y os persiguieren y dijeren todo mal contra vosotros".
San Agustín, de sermone Domini,. 1, 5
Conviene aclarar la importancia de lo que dice: "cuando os maldigan y digan todo mal", porque maldecir es decir lo malo. Pero otra cosa es la maledicencia, ya sea dicha con afrenta en presencia de aquel que se maldice, o bien cuando se hiere la fama de aquel que está ausente. Perseguir es como obligar por la fuerza o tender emboscadas por la violencia.
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum super Mattheus, hom. 9
Si, pues, es verdad que el que ofrece una copa de agua no pierde su premio, también lo es que el que sufre la injuria de una palabra leve no quedará privado del premio. Para que un maldecido sea bienaventurado, deben ocurrir dos cosas: que sea maldecido con mentira y por causa de Dios. De otro modo, si faltase una de estas cosas, no obtendrá el premio de la bienaventuranza. Y por ello dice: "Mintiendo por mí".
San Agustín, de sermone Domini,. 1, 5
Lo cual considero añadido por aquellos que quieren gloriarse de las persecuciones y de la fama de sus malas obras. Por ello dicen que Cristo les pertenece porque se habla mal de ellos. En cambio, cuando se habla bien, se conoce desde luego el error de aquéllos. Y si alguna vez se jactan de cosas falsas no puede decirse que sufren estas cosas por Cristo.
San Gregorio, homiliae in Hiezechihelem prophetam, 9
¿Qué importa que los hombres nos deshonren si nuestra conciencia sola nos defiende? Sin embargo, así como no debemos instigar intencionadamente las lenguas de los que maldicen para que no perezcan, así debemos sufrir con ánimo tranquilo las que son instigadas por su propia malicia, para que nuestro mérito crezca. Por ello se dice aquí: "Gozaos y alegraos porque vuestro galardón es muy grande en el Reino de los Cielos".
Glosa
Gozaos con la inteligencia y alegraos con el cuerpo, porque vuestro premio no sólo es grande como el de otros, sino abundante en los cielos.
San Agustín, de sermone Domini, 1, 5
No me refiero aquí a las partes superiores de este mundo visible a las que llamamos cielos, porque nuestro galardón no debe encontrarse en las cosas visibles, sino en los cielos espirituales donde habita la justicia sempiterna. Experimentan ya este premio los que gozan de bienes espirituales, pero se habrá de perfeccionar cuando concluya esta vida mortal.
San Jerónimo
Debemos gozarnos y alegrarnos porque se nos prepara un premio en el Reino de los Cielos, el cual no podrán conseguir los que siguen en la vanagloria.
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum super Mattheus, hom. 9
Cuanto más se alegra uno con las alabanzas de los hombres, tanto más se entristece con los vituperios; pero el que codicia la gloria de los cielos no teme los oprobios en la tierra.
San Gregorio, homiliae in Hiezechihelem prophetam, 9
Alguna vez, sin embargo, debemos refrenar a los maledicientes, no sea que mientras dicen cosas malas de nosotros, corrompan los corazones de aquellos inocentes que debían oírnos para obrar el bien.
Glosa
No sólo con el premio, sino también con el ejemplo exhorta Jesús a sus discípulos a tener paciencia, cuando añade: "Pues así también persiguieron a los Profetas que fueron antes que vosotros".
Remigio
El hombre atribulado recibe un buen consuelo cuando recuerda los sufrimientos de otros, de quienes recibe un ejemplo de paciencia, como si dijese: "Acordaos que vosotros sois discípulos de Aquel de quien ya lo fueron los Profetas".
San Juan Crisóstomo, in Matthaeum, hom, 15,5
Del mismo modo manifiesta la igualdad de su dignidad con la del Padre, como si dijese: "Así como persiguieron a aquéllos por mi Padre, así también os perseguirán a vosotros por mí". Cuando dice "los Profetas que fueron antes que vosotros", en esto indica que los Apóstoles han sido hechos profetas.
San Agustín, de sermone Domini, 1, 5
Puso aquí la persecución de modo genérico, tanto en la maledicencia cuanto en la laceración de la buena fama.