Y saliendo ellos de Jericó, le siguió mucha gente. Y he aquí dos ciegos sentados junto al camino, oyeron que Jesús pasaba, y comenzaron a gritar diciendo: "Señor, hijo de David, ten misericordia de nosotros". Y la gente los reñía para que callasen. Pero ellos alzaban más el grito, diciendo: "Señor, hijo de David, ten misericordia de nosotros". Y Jesús se paró, y los llamó y dijo: "¿Qué queréis que os haga?" "Señor, le respondieron: que sean abiertos nuestros ojos". Y Jesús compadecido de ellos, les tocó los ojos. Y vieron en el mismo instante, y le siguieron. (vv. 29-34)
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 35
Así como la mies abundante es un testimonio del esmerado trabajo del labrador, así también una iglesia llena atestigua el celo del que enseña. Por esta razón se dice en este pasaje: "Y saliendo ellos de Jericó, le siguió mucha gente", etc. El trabajo no contuvo a nadie del camino porque el amor espiritual no conoce la fatiga. A nadie retrajo el recuerdo de sus bienes, porque entraban en posesión del Reino celestial; y el que ha tomado una vez el gusto a los bienes del cielo, verdaderamente pierde su afición a todo lo de la tierra. Con mucha oportunidad se presentaron los dos ciegos delante de Cristo, porque, después de haberles abierto los ojos el Señor, podían ir con El a Jerusalén y atestiguar su poder. En esto se funda lo que sigue: "Y he aquí dos ciegos", etc. Estos ciegos oían el ruido de los que corrían, pero no veían persona alguna, porque no les quedaba más que la voz y como no le podían seguir con los pies le siguieron con la voz. Por esta razón sigue: "Y oyeron que Jesús pasaba", etc.
San Agustín, de consensu evangelistarum, 2,65
San Marcos ( Mc 10.) refiere este hecho, pero lo atribuye a un solo ciego, dificultad que se resuelve diciendo: De los dos ciegos de los que habla San Mateo, uno era muy conocido en la ciudad, cosa que se comprueba perfectamente en el hecho mismo de que San Marcos llama a su padre Timeo y al hijo Bartimeo. Probablemente había sido arrojado de una gran posición por alguna falta y por consiguiente era muy conocido. Este no solamente estaba ciego, sino que se sentaba para mendigar. De donde resulta que San Marcos, con el objeto de hacer ver la grandeza del milagro, comparó la iluminación de este ciego con la tan conocida miseria a que estaba reducido y por esta razón menciona sólo a este ciego. En cuanto a San Lucas, es probable que en lugar de contar este hecho se refiera a otro milagro semejante verificado en otro ciego ( Lc 18). Porque él dice: "Cuando Jesús se aproxima a Jericó" y los otros evangelistas ponen: "en el momento en que Jesús salía de Jericó".
Sigue: "Y la gente los reñía para que callasen", etc.
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 35
Estos veían los vestidos sucios y no consideraban la belleza del alma. ¡Ved ahí la necia sabiduría de los hombres! Pensaban que era injuriar a los grandes el dejarse honrar por los pobres. Porque ¿quién es el pobre que se atreve a saludar en público al rico?
San Hilario
O también imponen silencio, no para honrar al Señor, sino por la incomodidad que les causaba el oír de boca de los ciegos lo que ellos tanto negaban, a saber, que "el Señor era hijo de David".
Orígenes, homilia 13 in Matthaeum
O también eran los creyentes los que los reñían, para que no le llamaran con el nombre humilde de "Hijo de David" sino para que le dijeran: "Hijo de Dios, ten piedad de nosotros".
San Hilario
Pero cuanto más se lo impedían, más gritaban, porque la fe se enciende más con la contradicción, se afirma en los peligros y peligra en la seguridad. Por esto sigue: "Pero ellos alzaban más el grito, diciendo: Hijo de David, ten misericordia de nosotros". Primeramente clamaban porque estaban ciegos y después gritaban más, porque se les impedía aproximarse a la luz.
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 66,1
Cristo permitía el que se les riñera para que apareciese más vivo su deseo. De donde podemos concluir que cualquiera sea la clase de desprecio que pese sobre nosotros, podemos conseguir lo que pedimos con sólo acercarnos con verdadero deseo a Cristo.
Sigue: "Y Jesús se paró y los llamó", etc.
San Jerónimo
Jesús se paró porque los ciegos no sabían el camino que tomaría. Había en Jericó muchos fosos, muchas rocas y precipicios y para que los ciegos pudieran llegar se tuvo que parar el Señor.
Orígenes, homilia 13 in Matthaeum
O también se para el Señor y no sigue su camino, para que con su detención no pasara su beneficio sino que corriera su misericordia como de una fuente estable hasta los ciegos.
San Jerónimo
El Señor los manda llamar a fin de que no encuentren obstáculo en las gentes y les pregunta "qué es lo que quieren" para que por su respuesta se vea más claramente su enfermedad, y por el remedio y la curación se conozca mejor el poder.
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 35
O también les pregunta a causa de su fe, para que, mientras los ciegos confiesan que Cristo es el Hijo de Dios, los que ven sean cuestionados, ya que lo consideran como mero hombre. Llamaron Señor a Cristo y dijeron la verdad, pero al decirle: "Hijo de David", destruían todo lo que antes confesaron con tanto acierto. En efecto, por un abuso los hombres son llamados señores, pero con toda propiedad el nombre de Señor sólo puede aplicarse a Dios. Por consiguiente, al decir los ciegos: "Señor, Hijo de David", toman la palabra Señor en el primer sentido y se la aplican a Cristo como a hombre, pero diciendo solamente Señor, confiesan la divinidad de Cristo. Por esta razón les pregunta: "¿Qué queréis?" Y ya desde entonces no le llamaron Señor, Hijo de David, sino solamente Señor. Sigue: "Señor, le respondieron, que sean abiertos nuestros ojos". Porque el Hijo de David no puede abrir los ojos a los ciegos, pero el Hijo de Dios sí. Cuando ellos dijeron: "Señor, hijo de David", no fueron curados. Pero en cuanto dijeron "Señor", enseguida recobraron la salud. Sigue: "Y Jesús, compadecido de ellos, les tocó los ojos". Los tocó con la mano como hombre y los curó como Dios.
San Jerónimo
El Creador les concede lo que les negó la naturaleza o, con más certeza, la misericordia les da lo que la enfermedad les había quitado.
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 66,1
Así como ellos perseveraron antes de recibir el don, así también fueron agradecidos después de recibirlo.
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 35
Estos hombres, en prueba de su agradecimiento, ofrecieron al Señor un gran presente, esto es, "y le siguieron". Es lo único que Dios nos exige por el profeta ( Miq 6): que marchemos con gran solicitud en el seguimiento de nuestro Dios y Señor.
San Jerónimo
Aquellos que por su enfermedad estaban sentados cerca de Jericó y no podían hacer otra cosa más que gritar, después siguen a Jesús no tanto con sus pies como con sus virtudes.
Rábano
El nombre de Jericó, que significa luna, figura la mutabilidad del hombre.
Orígenes, homilia 13 in Matthaeum
En sentido místico Jericó representa el mundo al que Cristo bajó. Y los que están en Jericó no saben salir de la sabiduría del mundo, a no ser que vean salir de Jericó a Jesús y a sus discípulos. Mas las gentes que le vieron salir le siguieron despreciando al mundo y a todo cuanto es del mundo, a fin de subir guiados por Cristo a la Jerusalén celestial. También podemos decir que los dos ciegos representaban los dos reinos de Judá y de Israel que estuvieron ciegos antes de la venida del Señor, porque no veían la verdadera palabra contenida en la Ley y en los Profetas y que sentados cerca del camino de la Ley y de los Profetas y no teniendo de ellos más que una inteligencia carnal, levantaban su voz hacia Aquel que había nacido del linaje de David según la carne ( Rom 1).
San Jerónimo
Muchos entienden por los dos ciegos a los fariseos y saduceos.
San Agustín, quaestiones evangeliorum, 1,28
O de otro modo, los dos ciegos sentados junto al camino representan a todas aquellas personas de ambos pueblos que creían en la vida humana del Salvador -vida que es nuestro camino- y que deseaban ser iluminados, es decir, tener algún conocimiento de la eternidad del Verbo. Esto era lo único que deseaban alcanzar al pasar Jesús por delante de ellos, mediante la fe que nos hace creer que el Hijo de Dios fue hecho hombre y padeció por nosotros. Porque mediante este misterio viene Jesús como a pasar, puesto que pasar es una acción temporal. Era conveniente que los ciegos levantaran la voz a fin de vencer la dificultad que les causaba, con su griterío, la gente que se agolpaba. Esto quiere decir que tenían una intención bastante perseverante para vencer con la oración y la súplica la fuerza de esa intención habitual de los deseos carnales, que a la manera de un tropel de gente alborotada, detienen el pensamiento que tiene empeño en ver la luz de la verdad eterna o sirven de obstáculo para conseguir el triunfo sobre esa multitud de hombres carnales que hacen imposibles los ejercicios espirituales.
San Agustín, sermones, 88,13
Los cristianos malos e indiferentes impiden que los buenos cristianos cumplan los preceptos de Dios. Sin embargo, los fieles al Señor predican sin descanso. Todo buen cristiano que comienza a vivir bien y a despreciar al mundo, encontrará cristianos malos y fríos en la fe que le reprenderán su nuevo género de vida. Pero si no se cansa y es constante en su nueva vida, los mismos que antes se le oponían, lo respetarán.
San Agustín, quaestiones evangeliorum, 2,28
Jesús quien ha dicho: "Al que llama se le abrirá", se para delante de los ciegos, los toca y les da la vista, porque la fe en la encarnación temporal es una preparación para comprender las cosas eternas. El paso de Jesús les avisa que les será dada la vista y cuando se detiene el Señor se la concede. Esto es figura de lo pasajeras que son las cosas temporales y de la estabilidad de las eternas.
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 36
Algunos ven en los ciegos a los gentiles, descendientes unos de Cam y los otros de Jafet. "Estaban ellos sentados cerca del camino", es decir, que su vida estaba en los confines de la verdad, pero eran incapaces de llegar hasta ella o también porque, viviendo por el Verbo, no tenían aún conocimiento del Verbo.
Rábano
Pero llegando a sus oídos la fama del nombre de Cristo, deseaban ser partícipes de Cristo. Desde luego, muchos de los judíos se opusieron (como se lee en los Hechos de los Apóstoles) y después vino una viva persecución por parte de los gentiles, sin que nada de todo esto pudiera prevalecer contra aquellos que estaban invitados a la vida.
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 36
Jesús, consiguientemente, tocó los ojos de las naciones, dándoles la gracia del Espíritu Santo e iluminadas éstas, le siguieron con sus buenas obras.
Orígenes, homilia 13 in Matthaeum
También a nosotros, que estamos sentados cerca del camino de las Escrituras y que sabemos en qué consiste nuestra ceguera, el Señor nos tocará si se lo pedimos con todo el afecto de nuestras almas, abrirá los ojos de nuestras almas y alejará de nuestros sentidos las tinieblas de la ignorancia, a fin de que le veamos y le sigamos, único objeto que se propuso al concedernos la vista.