Y habiendo pasado de allí, vino a la sinagoga de ellos: Y he aquí un hombre que tenía la mano seca, y ellos, para acusarle, le preguntaron, diciendo: Si es lícito curar en los sábados. Y El les dijo: "¿Qué hombre habrá de vosotros que tenga una oveja, y si ésta cayere el sábado en un hoyo, por ventura no echará mano y la sacará? ¿Pues cuánto más vale un hombre que una oveja? Así que lícito es hacer bien en sábado". Entonces dijo al hombre: "Extiende tu mano. Y él la extendió, y le fue restituida sana como la otra". (vv. 9-13)
San Jerónimo
Como El había destruido los argumentos que ellos alegaban para acusar a los discípulos de que habían infringido el sábado, tratan ahora de calumniarlo. Por esta razón se dice: "Y habiendo salido de allí, vino a la sinagoga".
San Hilario, in Matthaeum, 12
Todo lo que precede lo habló y lo hizo el Señor en el campo. Después entró en la sinagoga.
San Agustín, de consensu evangelistarum, 2,35
No hay dificultad en creer que tanto el hecho del corte de las espigas, como el de la curación del hombre, se realizaron en el mismo día, puesto que aquí sólo se hace referencia al sábado. A no ser que San Lucas ( Lc 6) hubiese querido decir que todo esto se hizo en otro sábado. Por consiguiente, lo que dice San Mateo: "Y habiendo pasado de allí, vino a la sinagoga de ellos", significa que El no fue a la sinagoga sino después de haber salido del campo, sin indicarnos después de cuánto tiempo salió del campo y fue a la sinagoga. De esta manera se comprende perfectamente la narración de San Lucas, que dice que la curación de la mano fue hecha en otro sábado.
San Hilario, in Matthaeum, 12
Después de haber entrado el Señor en la sinagoga, le presentaron a un hombre que tenía seca una mano. Con el objeto de hostilizarlo le preguntan astutamente si era lícito curar en el día del sábado. Por eso sigue: "He aquí un hombre que tiene la mano seca, y le preguntaban", etc.
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 40,1
No le preguntan para informarse, sino con la intención de acusarle según su respuesta. Por eso sigue: "Para acusarle", aunque para esta acusación les bastaba el mismo hecho. Pero ellos trataban de sorprenderlo en las palabras, preparándole más sutilezas.
San Jerónimo
Le preguntan si era lícito curar en los sábados, con el objeto de considerarlo o cruel o un necio si no curaba, y si curaba, acusarlo por infractor de la ley.
San Agustín, de consensu evangelistarum, 2,35
Puede aquí proponerse la cuestión siguiente: ¿Cómo es que dijo San Mateo que le preguntaron al Señor si era lícito curar en día de sábado, cuando San Marcos y San Lucas ( Lc 6,9) dicen que les preguntó el Señor a ellos si era lícito hacer bien o mal en sábado? Debe entenderse todo esto en este sentido: ellos fueron los primeros que preguntaron al Señor si era lícito curar en sábado y, comprendiendo el Señor la intención que tenían de buscar un medio para acusarlo, les puso delante el hombre a quien iba a sanar. Entonces les preguntó lo que refieren San Marcos y San Lucas. Y al permaner ellos sin saber qué contestar, les propuso la comparación de la oveja y concluyó diciendo que era lícito hacer bien en sábado. Por eso sigue: "¿Qué hombre habrá de entre vosotros que teniendo una oveja?", etc.
San Jerónimo
De tal manera resuelve la cuestión que le habían propuesto, que en su misma pregunta ya condena su avaricia. ¿Si vosotros, dice, os dais prisa, sin atender más que a vuestra avaricia, a sacar en el sábado a una oveja o a cualquier otro animal que ha caído en un hoyo, con cuánta más razón debo yo ayudar a un hombre, que vale más que una oveja?
Rábano
Resuelve El con un ejemplo a propósito la cuestión y les hace ver que aquellos que censuran las obras de caridad y se entregan a las de la avaricia, interpretando mal la ley, dicen que no se deben hacer obras buenas en sábado, siendo así que solamente debemos abstenernos de las malas. Ellos son quienes infringen el día del sábado. Por eso se lee ( Lev 23,7): "No haréis vosotros en estos días obra alguna servil". Esto es, pecado alguno. Porque así como en el eterno descanso se extinguirá el mal, el bien permanecerá.
San Agustín, de consensu evangelistarum, 2,35
De la comparación con la oveja resulta ser lícito hacer el bien en sábado. Así lo dice el Señor: "Es permitido hacer el bien en los sábados".
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 40,1
Observad las varias excusas que da para la infracción del sábado. Pero como estaba incurablemente enfermo, él pasa a su curación. Por eso sigue: "Entonces dice al hombre: Extiende la mano", etc.
San Jerónimo
En el Evangelio que usan los nazarenos y los ebionitas y que algunos llaman el auténtico de San Mateo, el hombre que tenía la mano seca es llamado albañil, y hacía su súplica en los términos siguientes: Yo era albañil y buscaba el sustento con mis manos, te suplico ¡oh, Jesús! que me devuelvas la salud, a fin de que no pida vergonzosamente la comida.
Rábano
Jesús enseña y obra maravillas, principalmente en los sábados, no sólo a causa del sábado espiritual, porque como El buscaba la salvación de todos, y en esos días había más gente del pueblo.
San Hilario, in Matthaeum, 12
En sentido místico, después de haber vuelto de la mies, de la que los Apóstoles habían ya recibido frutos sazonados, vino a la sinagoga, donde tenía El ya preparada la obra de su propia cosecha. Porque muchos de los que habían sido curados se encontraron después en compañía de los apóstoles.
San Jerónimo
En la sinagoga estuvo seca la mano, incapaz de hacer obras divinas, hasta la venida del Salvador. Pero después que descendió al mundo, esa mano derecha fue restituida por los apóstoles a los creyentes y recobró su antigua fuerza.
San Hilario, in Matthaeum, 12
Toda curación está en el Verbo y la mano enferma es devuelta a la salud como la otra; es decir, se hace capaz del ministerio de la salud y semejante a la de los apóstoles. De esta manera enseña a los fariseos a que admitan el ministerio de la salud en los apóstoles y les hace ver que ellos mismos serán capaces de ejercer este mismo ministerio si tienen fe.
Rábano
O de otro modo, este hombre que tenía la mano seca representa al género humano que se hizo incapaz de hacer obras buenas a causa de haber alargado su mano a la manzana. Esta mano quedó curada por la mano inocente extendida en la cruz. Con razón estaba seca en la sinagoga la mano, porque la amenaza de una falta inexcusable es mayor allí donde el don de la ciencia ha sido derramado con más abundancia. Jesús manda que sea extendida la mano que El va a curar, porque no puede ser curada la enfermedad de una mano seca con otro remedio mejor que el de la caridad. Tenía este hombre la mano derecha seca, porque había dejado de hacer limosnas y sana la izquierda, porque buscaba su rendimiento. Pero con la venida del Señor quedó la derecha tan sana como la izquierda, porque distribuía con la caridad lo que había reunido con la malicia.