Así entró Jesús en Jerusalén, y se fue al templo, donde, después de haber observado por una y otra parte todas las cosas, siendo ya tarde, se salió a Betania con los doce. Al otro día, así que salieron de Betania, tuvo hambre. Y como viese a lo lejos una higuera con hojas, encaminóse allá por ver si encontraba en ella alguna cosa; y llegando, nada encontró sino follaje, porque no era aún tiempo de higos. Y hablando a la higuera, le dijo: "Nunca jamás coma ya nadie fruto de ti". Lo cual oyeron sus discípulos. (vv. 11-14)
Beda
Aproximándose el tiempo de la pasión, quiso el Señor aproximarse al lugar en que había de efectuarse, para hacer ver que iba a la muerte por su voluntad. "Así entró Jesús en Jerusalén, y se fue al templo". Que al entrar en Jerusalén fuera al templo antes que nada, nos enseña la forma de religiosidad que debemos seguir. Es decir, que cuando entremos en un lugar en que haya una casa de oración, lo primero que debemos hacer es ir a ella. También debemos observar que el Señor es tan pobre y tan poco afamado, que no halló en aquella gran ciudad hospedaje ni casa alguna, teniendo que hospedarse con Lázaro y sus hermanas en una pequeña propiedad en Betania, que era el villorrio en el que vivían. "Después de haber observado -dice- por una y otra parte todas las cosas" (para ver si encontraba albergue), "siendo ya tarde", etc. Pero esto no le ocurrió solamente una vez, porque durante cinco días, desde su entrada en Jerusalén hasta su pasión, siempre hacía lo mismo, yendo a pasar la noche al monte de los Olivos y enseñando de día en el templo.
"Al otro día, así que salieron de Betania, tuvo hambre".
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 67,1
¿Por qué, pues, tenía hambre por la mañana, como dice San Mateo, sino porque se lo permitió a su carne en vistas a su misión? Y continúa: "Y como viese a lo lejos una higuera con hojas, encaminóse allá por ver si encontraba en ella alguna cosa". Aquí se manifiesta el modo de ver de los discípulos, los cuales creyeron que Cristo se acercó a la higuera para coger de su fruto y que por no encontrar ninguno maldijo al árbol. "Y llegando, nada encontró sino follaje, porque no era aún tiempo de higos. Y hablando a la higuera, le dijo: Nunca jamás coma ya nadie fruto de ti". Maldijo, pues, la higuera por sus discípulos, a fin de inspirarles confianza. Porque, habiendo colmado de beneficios a todo el mundo, y no habiendo castigado a nadie, convenía que demostrase su poder para castigar, como hubiera podido hacerlo con los judíos que le perseguían. Pero no quiso demostrarlo en los hombres, prefiriendo hacerlo en una planta. Y fue por esto principalmente, y no por sentir hambre, por lo que se acercó a la higuera. Porque ¿quién que discurra un poco pensará que pudiera sentir hambre tan de mañana, y sobretodo pudiendo haber tomado alimento antes de salir de la casa? Ni puede decirse tampoco que la vista del fruto abrió su apetito, puesto que no le tenía el árbol. Y además, si tenía hambre, ¿por qué en vez de higos, de los que aún no era tiempo, no buscó otra cosa? ¿Y de qué castigo podría ser digna la higuera por no tener fruto fuera de tiempo? Todo lo cual prueba suficientemente que quería manifestar su poder, para que no decayese en su pasión el ánimo de los apóstoles.
Teofilacto
Quería demostrar a los discípulos que con su sola voluntad podía exterminar en el instante a los que habían de crucificarlo. En sentido místico, entró el Señor en el templo, y salió de nuevo para hacernos ver que le abandonaría a la desamparo y a la rapiña.
Beda
Mira por todas partes los corazones de todos y no encontrando en los opositores a la verdad dónde reclinar la cabeza, va hacia los fieles y hace su morada de los que lo acojen, puesto que el significado el Betanía es el de casa de la acogida.
Pseudo-Jerónimo
Fue por la mañana a los judíos y a nosotros nos visita en la tarde del mundo.
Beda
Obra como habla, esto es, en parábolas: por esto busca en la higuera el fruto, de que aún no es tiempo, y sin embargo, la condena a perpetua esterilidad. Con lo cual manifiesta que el pueblo de los judíos, por las palabras de justicia que tenía en sus labios representadas en las hojas del árbol, y que no acompañaba con las obras, que son el fruto, no podía salvarse. Y que, como el árbol estéril, sería arrancado y echado al fuego. Hambriento, pues, o deseando la salvación del género humano, vio la higuera cubierta de hojas, o al pueblo judío con las palabras de la Ley y los Profetas, y en él buscó el fruto de las buenas obras, como la enseñanza, la corrección, los milagros, y no encontrándolo, lo condenó. También nosotros, si no queremos ser condenados en juicio por Cristo, debemos evitar ser árboles estériles, para poder ofrecer al pobre Jesús el fruto de caridad que necesita.
San Juan Crisóstomo
Se puede explicar de otro modo por qué el Señor buscó un fruto, para el que no era tiempo, y por qué al no encontrarlo maldijo al árbol: porque fructifican en su tiempo todos los que cumplen los preceptos de la ley -como el de no cometerás adulterio -. Pero los que no sólo no lo cometen, sino que se conservan vírgenes, lo que es mucho más, sobresalen en la virtud. Y a éstos, que son los perfectos, no sólo les exige las virtudes, sino que fructifiquen sobre lo mandado.