Aquí Pedro, tomando la palabra, le dijo: "Por lo que hace a nosotros, bien ves que hemos renunciado todas las cosas, y seguidote". A lo que Jesús, respondiendo, dijo: "Pues yo os aseguro que nadie hay que haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o hijos, o heredades por amor de mí o del Evangelio, que ahora mismo en este siglo y aun en medio de las persecuciones no reciba el doblado por equivalente de casas, y hermanos, y hermanas, de madres, de hijos y heredades, y en el siglo venidero la vida eterna. Pero muchos de los que en la tierra habrán sido los primeros, serán allí los últimos, y muchos de los que habrán sido los últimos serán los primeros". (vv. 28-31)
Glosa
Después que se retiró el joven entristecido por el consejo que le dio el Salvador de que abandonase sus riquezas, los discípulos, que habían seguido ya este consejo, empezaron a solicitar el premio, pensando que habían hecho algo extraordinario, puesto que aquel joven, que había cumplido los preceptos de la ley, no había podido oír aquel consejo sin tristeza. Es así que Pedro interroga por sí y por los otros al Señor, y dice: "Aquí Pedro, tomando la palabra, le dijo: Por lo que hace a nosotros, bien ves que hemos renunciado todas las cosas y seguídote".
Teofilacto
Aunque es poco a lo que Pedro renuncia, lo llama todo, porque basta lo poco para sujetar con los lazos de la pasión. Por tanto, dichoso el que renuncia a lo poco.
Beda, in Marcum, 3, 40
Y porque no basta abandonarlo -añade- lo que falta para la perfección: "Y te hemos seguido", que es como si dijera: Hemos hecho lo que nos has mandado: ¿qué premio nos darás, pues? Pero aunque Pedro solo es el que habla, el Señor responde en general. "A lo que Jesús, respondiendo, dijo: Pues yo os aseguro que nadie hay", etc. Pero no quiere decir con esto que abandonemos a nuestros padres, dejándolos sin auxilio, ni que nos separemos de nuestras mujeres, sino que prefiramos el honor de Dios a todo lo que es perecedero.
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 64, 1
Me parece que de este modo quiso anunciar con palabras encubiertas las persecuciones futuras, porque había de suceder que muchos padres indujesen a sus hijos a la impiedad y muchas mujeres a sus maridos. No hay diferencia entre por mi nombre o por el Evangelio, como dice San Marcos, y, como dice San Lucas, por el reino de Dios ( Lc 18,29), porque el nombre de Cristo es la virtud del Evangelio y del reino de Dios. Se recibe el Evangelio en nombre de Jesucristo, y por él sigue y llega el reino de Dios.
Beda, in Marcum, 3, 40
A causa de haber dicho que recibirá el ciento por uno en esta vida, han imaginado algunos la fábula judía de los mil años concedidos a los justos después de la resurrección, cuando por los sacrificios que han hecho por Dios se les ha de dar múltiple recompensa y además la vida eterna. Pero no ven que, aunque esta promesa sea digna, tiene algo de vergonzoso por lo que toca a las mujeres, tanto más, cuanto que el Evangelio nos asegura que en la resurrección no habrá matrimonio y que la recompensa concedida por los sacrificios hechos, irá acompañada de persecuciones, las que no existirán, según ellos, en estos mil años.
Pseudo-Crisóstomo Cat. in Marc. Oxon
Esta recompensa es ciertamente centuplicada según la comunicación y no según la posesión, porque la realizó el Señor, no materialmente, sino de cierto modo diferente.
Jerónimo
Porque la mujer cuida en la casa de la comida y el vestido del marido. Vemos que a los mismos apóstoles, a quienes muchas mujeres servían y se ocupaban de su comida y vestidos ( 1Cor 9). Del mismo modo tuvieron muchos padres y madres, es decir, muchos que los amaban. Pero Pedro, abandonando su casa, tuvo después las de todos los discípulos. Y lo que es más, si los santos sufren angustias y persecuciones, poseerán en ellas todo lo ofrecido. Por eso dice: "Pero muchos de los que en la tierra habrán sido los primeros serán allí los últimos, y muchos de los que habrán sido los últimos serán los primeros". Los fariseos eran los primeros y se han hecho los últimos. Los que lo dejaron todo y siguieron a Cristo, fueron los últimos para el mundo por sus angustias y persecuciones, pero serán los primeros por la esperanza que han puesto en Dios.
Beda, in Marcum, 3, 40
Puede entenderse en sentido más elevado aquél "recibirá el cien doblado". El número cien, que se expresa pasando de izquierda a derecha, se significa por la inflexión de los dedos que en la mano izquierda representa el número diez, aunque sea mucha la diferencia que hay entre diez y ciento. Por eso todos los que han despreciado los bienes temporales por el reino de Dios, gozan con su fe llena de certidumbre la alegría de este reino, y esperando la patria celestial, que se significa en la mano derecha, gozan de la dicha de los elegidos. Pero porque hay muchos que no terminan el estudio de la virtud con la piadosa intención con que lo empezaron, dice a continuación: "Pero muchos de los que en la tierra habrán sido los primeros, serán allí los últimos y muchos de los que habrán sido los últimos serán los primeros".
Todos los días vemos que muchas personas profanas sobresalen notablemente por los méritos de su vida, en tanto que otros, entregados con todo fervor al espíritu desde niños, caen al fin en el abandono y, después de haber empezado por el espíritu, perezosos y necios concluyen por la carne.