Y aconteció que, cumplidos los días de su ministerio, se fue a su casa: y después de estos días concibió Isabel, su mujer, y estuvo escondida cinco meses, diciendo: "Porque el Señor me hizo esto en los días en que atendió a quitar mi oprobio de entre los hombres". (vv. 23-25)
Beda
Cuando los pontífices ejercían sus funciones en el templo, no sólo se abstenían del trato con sus mujeres, sino que se privaban también de entrar en su casa. Por eso dice: "Y aconteció que, cumplidos los días". Por lo mismo que se buscaba entonces la sucesión sacerdotal de la estirpe de Aarón, se procuraba conservar su descendencia en todo tiempo. Y como aquí no se busca la sucesión carnal, sino la perfección espiritual, se manda a los sacerdotes -para que siempre puedan asistir al altar- que guarden castidad. Prosigue: "Después de estos días". Esto es, después de terminados los días del servicio de Zacarías. Todas estas cosas sucedieron en el mes de setiembre, en el día 23 del mismo, cuando convenía que los judíos celebrasen el ayuno de la fiesta de los tabernáculos, cuando estaba próximo el equinoccio, en el cual empieza la noche a ser mayor que el día. Porque convenía que Cristo creciese y Juan disminuyese. Y no en vano eran entonces los días de los ayunos, porque San Juan había de predicar a los hombres la aflicción de la penitencia.
Prosigue: "Y se ocultaba".
San Ambrosio
¿Cuál era la causa de la ocultación, sino la vergüenza? Hay ciertos tiempos prescritos al matrimonio, cuando es decoroso procrear hijos, como en el vigor de la edad y cuando hay esperanza de tenerlos. Mas cuando la ancianidad madura sucede a la vida larga y la edad es más propia para dirigir los hijos que para criarlos, es vergonzoso dar señales de embarazo y -aun cuando sea legítimo- cargarse con el peso de otra edad y dilatar el seno con un fruto que no es de su tiempo. Se avergonzaba, pues, por la edad, de donde puede inferirse la causa, porque ya no convivían entre sí conyugalmente. Porque aquella que no se avergonzase de tener relaciones maritales en la ancianidad tampoco se avergonzaría en el parto. Sin embargo, se ruboriza del peso de madre todo el tiempo que desconoce el misterio de la religión. Pero la que se ocultaba porque había concebido un hijo, empieza a manifestarse porque llevaba un profeta.
Orígenes
Y por ello dice: "Cinco meses", esto es, hasta que María concibiese y su fruto, saltando de alegría, profetizase.
San Ambrosio
Y aun cuando se avergonzase de su parto por la edad, se alegraba a la vez por verse privada del oprobio, diciendo: "Porque el Señor me hizo esto".
San Juan Crisóstomo
Es decir, hizo cesar mi esterilidad, me concedió un don sobrenatural y la piedra infructuosa produjo espigas verdes. Me quitó el oprobio, haciéndome madre; de donde sigue: "En los días en que atendió a quitar mi oprobio de entre los hombres".
San Juan Crisóstomo
Se alegra doblemente, porque Dios le quita la fama de estéril y porque se le ofrece un parto honroso. No interviene solo la unión conyugal como en los demás que engendran, sino que la gracia del cielo fue el principio de este nacimiento.
Beda
Zacarías puede representar místicamente el sacerdocio de los judíos e Isabel la ley. Esta, explicada por los sacerdotes, debía engendrar hijos espirituales para Dios. Pero no podía por sí sola, porque la ley no condujo a nadie a la perfección ( Heb 7). Ambos eran justos, porque la ley es buena ( Tim 1) y el sacerdocio era santo en aquel tiempo. Los dos eran ancianos, porque viniendo Jesucristo ya se encorvaban por la vejez. Zacarías entra en el templo, porque es propio de los sacerdotes entrar en el santuario de los misterios divinos. La multitud estaba fuera, porque no podía penetrar las cosas misteriosas. Mientras pone el incensario sobre el altar, sabe que Juan ha de nacer; porque mientras los doctores arden por la flama de la enseñanzas divinas, encuentran la gracia de Dios que había de nacer por medio de Jesús; y esto por el ángel, porque la ley fue dada por medio de los ángeles ( Gál 3,19).
San Ambrosio
En uno enmudeció la voz del pueblo, porque en uno todo el pueblo hablaba a Dios. Pasó, pues, a nosotros la palabra de Dios y en nosotros no calla. Es mudo el que no entiende la ley. ¿Por qué te parece más bien mudo el que desconoce la voz, que aquel que desconoce el misterio? El pueblo de los judíos es semejante al que hace señas cuando no puede dar razón de sus actos.
Beda
Sin embargo, Isabel concibe a Juan, porque el interior de la ley abunda en misterios de Cristo. Oculta su concepción durante cinco meses, porque Moisés designa en cinco libros los misterios de Cristo. O también porque la dispensación de Cristo se figura en las cinco edades del mundo por los dichos y hechos de los santos.