"No os dejaré huérfanos: vendré a vosotros. Todavía un poquito, y el mundo ya no me ve. Mas vosotros me veis, porque yo vivo y vosotros viviréis. En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí y yo en vosotros. Quien tiene mis mandamientos y los guarda, aquél es el que me ama. Y el que me ama será amado de mi Padre y yo le amaré, y me le manifestaré a mí mismo". (vv. 18-21)
San Agustín In Ioannem tract., 75.
Para que no creyese alguno que el Señor daría el Espíritu Santo de tal manera que El se separase de ellos para siempre, dijo en seguida: "No os dejaré huérfanos". La palabra griega huérfano 1 equivale a la latina pupilo. Y aunque el Hijo de Dios nos adoptó a nosotros como a hijos de su Padre, sin embargo, en esto manifiesta El mismo un amor paternal hacia nosotros.
Crisóstomo In Ioannem hom., 74.
Ya desde el principio les había dicho: "Vendréis donde yo voy". Pero como era mucho el intervalo de tiempo, les prometió el Espíritu, e ignorando ellos en qué consistía el Espíritu, les prometió lo que más deseaban, que era su presencia propia, diciendo: "Vendré a vosotros". Pero insinuando al mismo tiempo ocultamente (y con objeto de que no creyesen que había de venir en la forma corporal que a la sazón tenía) el modo de su venida, diciendo: "Todavía un poco, y el mundo ya no me ve", es decir: Vendré a vosotros, mas no como antes viviendo diariamente entre vosotros. Y para que no le objeten: ¿Cómo es que dijiste a los judíos "dentro de poco no me veréis"?, contesta de antemano diciendo: "Vendré a vosotros solos".
San Agustín In Ioannem tract., 75.
Entonces lo veía el mundo con los ojos carnales, revelándose claramente en la humanidad, mas no veía al Verbo que se ocultaba tras el velo de la carne. Pero como después de la resurrección no quería demostrar a quienes no eran sus discípulos, esta misma carne que a los suyos no sólo permitió ver, sino también tocar, dijo: "Todavía un poco, y el mundo no me verá, mas vosotros me veréis". Pero como en el día del juicio lo verá también el mundo, con cuyo nombre significó a los extraños al reino de su Padre, parece preferible entender aquí aquel tiempo, o sea, cuando en el día del juicio se apartará de la vista de los condenados, para que lo vean solamente los que lo aman. Y dijo "un poco", porque lo que a los hombres parece de larga duración es de duración brevísima para Dios.
"Porque yo vivo y vosotros vivís".
Teofilacto.
Como diciendo: Aunque muera, resucito sin embargo. "Vosotros también viviréis", esto es, cuando me hubiereis visto os alegraréis, y con mi aparición resucitaréis como si hubieseis estado muertos.
Crisóstomo ut supra.
Me parece que no alude a la vida presente sino a la futura, como si dijese: La muerte de cruz no me separará para siempre de vosotros, sino que me ocultará a vosotros un breve momento.
San Agustín ut supra.
¿Por qué al decir que El vive habla de presente, y cuando dice que ellos vivirán, de futuro, sino porque la vida del cuerpo resucitado, que había de preceder en El, seguiría también en ellos? Y como su resurrección había de ser muy en breve, pone el verbo en presente, para significar la premura. Y en cambio, como la de ellos se dilataría hasta el fin del mundo, no dice vivís, sino viviréis. Porque El vive, viviremos nosotros. Por el hombre la muerte y por el hombre la resurrección de los muertos ( 1Cor 15,21). De aquí que sigue: "En aquel día (en que vosotros viviréis) conoceréis (no como ahora por la fe sino por la contemplación) que yo estoy en el Padre y vosotros en mí, y yo en vosotros". Porque en tanto que vivamos aquella vida que destruye la muerte, llegará a su perfección lo que entonces empezó por El, esto es, que El esté en nosotros y nosotros en El.
Crisóstomo ut supra.
O bien: Conoceréis, desde el mismo día en que yo resucite. Porque cuando vieron que había resucitado y que habitaba con ellos, adquirieron una fe certísima, porque la virtud del Espíritu Santo les enseñaba todas las cosas. Dijo: "Yo estoy en mi Padre", como signo de humildad. Y al decir: "Y vosotros en mí, y yo en vosotros", alude a la humanidad y al auxilio divino. La Escritura suele usar muchas palabras en sentido distinto cuando las refiere a Dios y cuando las refiere a los hombres.
San Hilario De Trin. lib. 8.
También El está en el Padre por la divinidad, nosotros en El por su nacimiento corpóreo, y de nuevo El en nosotros por el misterio del sacramento. Porque El atestiguó ( Jn 6,56): "Quien come mi cuerpo y bebe mi sangre, permanece en mí y yo en El".
Alcuino.
Por el amor y observancia de sus mandamientos se llevará a cabo lo que se empezó por El, a saber: que El esté en nosotros y nosotros en El. Y para que se comprenda que esta felicidad es asequible a todos y no sólo a los apóstoles, añade: "El que tiene mis mandamientos y los guarda", etc.
San Agustín ut supra.
Quien los tiene presentes en la memoria y los guarda en la vida; quien los tiene en sus palabras, y los practica en sus obras; quien los tiene en sus oídos, y los practica haciendo; quien los tiene obrando y perseverando, "Ese es el que me ama". El amor debe demostrarse con obras, para que su nombre no sea infructuoso.
Teofilacto.
Como diciendo: Vosotros creéis que es signo de amor el contristaros por mi muerte, y yo sólo reputo como signo el observar mis mandatos. Qué ventajas reporta el que ama, lo manifiesta diciendo: "Porque el que me ame a mí, será amado por el Padre, y yo lo amaré".
San Agustín ut supra.
Pero ¿qué es eso de le amaré? ¿Es que al presente no ama? Se explica esta dificultad por lo siguiente: "Y me manifestaré a El", esto es, hasta tal punto lo amaré, que me manifestaré a él, y obtendremos como premio de nuestra fe la visión. Entonces nos amaba hasta concedernos la fe; después hasta darnos la visión. Ahora amamos creyendo lo que veremos, mas entonces amaremos viendo lo que hemos creído.
San Agustín Ad Paulinam de videndo Deo cap. 1.
Prometió que sería visto por sus amadores, como Dios con el Padre, y no a la manera que era visto en la tierra, en cuerpo, y hasta por los malos.
Teofilacto.
O porque después de la resurrección aparecería a ellos en forma corporal que dejase ver mejor la divinidad, y les predice esto para que después no crean que es un simple espíritu o fantasma. Y entonces, viéndolo, no desconfíen, sino que recuerden que se aparece a ellos porque han guardado sus mandamientos. De esta manera quedarían obligados a guardarlos siempre, para que siempre se aparezca a ellos.
Notas
1. En griego, orfanoV , huérfano. Se refiere tanto a los que han dejado de tener padres por muerte como por abandono.