Respondió Juan y dijo: "No puede el hombre recibir algo, si no le fuere dado del cielo. Vosotros mismos me sois testigos de que dije: yo no soy el Cristo, sino que soy enviado delante de El. El que tiene la esposa es el esposo: mas el amigo del esposo, que está con él, y le oye, se llena de gozo con la voz del esposo. Así, pues, este mi gozo es cumplido. Es necesario que El crezca, y que yo mengüe". (vv. 27-30)
Crisóstomo, ut supra
Preguntado San Juan por sus discípulos, no les contesta con aspereza, temiendo que, separándose de él, hagan cosas que no sean buenas. Y se limita a contestarles con brevedad. Por esto dice: "Respondió Juan y les dijo: no puede el hombre recibir algo, si no le fuere dado del cielo". Como diciendo: si son admirables las obras de Jesucristo, y si todos, llenos de admiración, acuden a El, no hay que extrañarlo, porque es Dios quien hace esto. Las cosas humanas son criticables muchas veces, y carecen de importancia, desapareciendo en poco tiempo. Pero éstas no son de esa clase, porque no son inventadas por los hombres sino ordenadas por Dios. Si hablan bajamente de Jesucristo, no debe llamaros la atención; pues no era posible explicar en seguida todas las cosas a los que estaban poseídos de cierta pasión (esto es, de la envidia). Pero, entre tanto, quiere asustarlos, manifestándoles que se esfuerzan en vano y que en ello se presentan como enemigos de Dios.
San Agustín, In Ioannem tract., 13
San Juan decía esto refiriéndose a sí mismo. Porque aun cuando soy hombre, he recibido gracia del cielo. Y por lo mismo que he recibido el ser algo, ¿quisierais que fuera vano y hablase en contra de la verdad?
Crisóstomo, ut supra
Y véase cómo aquello que proponían para sublevarse contra Jesucristo, cuando dijeron: "De quien diste testimonio", lo convirtió contra ellos diciendo: "Vosotros mismos me sois testigos". Como si dijese: si habéis considerado como verídico mi testimonio, decid que yo debo anticiparme a honrarle. Por esto añade: "Y como he sido enviado antes que El", como diciendo: soy su ministro y predico lo que interesa a Aquél que me envió, no buscando en ello la estimación humana, sino sirviendo al Padre de Aquél que me envió.
Alcuino
Y si alguno dice: ¿Y si tú no eres el Cristo, quién eres, o quién es aquél de quien das testimonio? A esto responde: Aquél es el esposo y yo el amigo del esposo. Y he sido enviado para que la esposa sea preparada por mí para el esposo. Por esto añade: "El que tiene esposa es esposo". Llama esposa a la Iglesia, formada de todas las gentes, la cual es virgen por la integridad de su alma, por la perfección de su caridad, por la unidad de su fe católica, por la concordia de su paz y por la rectitud de su alma y de su cuerpo. Esta es la que quiere el esposo, de quien engendra todos los días.
Beda
Además, en vano se llamaría virgen respecto del cuerpo la que no fuese virgen en su mente. Jesucristo se asoció a esta esposa en el lecho de un vientre virginal, y la adquirió con el precio de su sangre.
Teofilacto
El esposo de todas las almas es Jesucristo: hay esponsales allí donde hay unión, y hay bautismo donde hay Iglesia. Le da las arras de esposa por medio del perdón de los pecados y la comunión del Espíritu Santo. En la otra vida concederá gracias aun mayores a los que sean dignos. No hay otro esposo más que Jesucristo, porque todos los doctores que existen como padrinos, representan al precursor. Ninguno dispensa gracias, sino únicamente el Señor. Los demás son dispensadores de las gracias que reciben de Dios.
Beda
El Señor encomendó su esposa a su amigo, esto es, a los predicadores, que no deben cuidarla para sí mismos sino para Jesucristo. Por esto añade: "Mas el amigo del esposo que existe", etc.
San Agustín, ut supra
Como diciendo: la esposa no es mía, ¿pero no podré también alegrarme en las bodas? Además, dice, gozo porque soy amigo del esposo.
Crisóstomo, ut supra
¿Y por qué razón el que dijo: "No soy digno de desatar la correa de su calzado" ( Jn 1,27), ahora se llama a sí mismo amigo? No por la igualdad de su honor, sino por la grandeza de su gozo, que quería representar. En tal concepto no se alegran siempre los que sirven al esposo, sino los amigos del esposo. Además se llama amigo, condescendiendo con la ignorancia de aquellos. Y los que creían que iban a mortificarle por lo que sucedía ven que no sólo no se mortifica, sino que se alegra extraordinariamente con tal de que la esposa conozca al esposo.
San Agustín, ut supra
¿Y por qué subsiste? Porque no cae, por su humildad. Ve como permanece firme: "No soy digno de desatar la correa de su calzado". Está de pie y le oye, porque si cae no puede oírle. Luego el amigo del esposo debe estar en pie y oír, esto es, permanecer en la gracia que recibió y oír la voz en que debe gozarse. No dijo: me alegro por mi voz, sino por la voz del esposo. Yo gozo en oírle, y El en decir. Yo soy el oído, El la palabra. Y el que guarda a la esposa o la mujer de su amigo procura que ningún otro sea por ella amado. Y si quisiera él mismo amado ser en vez de su amigo y gozar con la que se le había confiado, ¡cuán detestable aparecería a la vista de todos los hombres! Yo conozco muchos adúlteros que quieren poseer a esta esposa obtenida a un precio tan caro y procuran con sus palabras ser amados por ella en vez del esposo.
Crisóstomo, ut supra
Cuando dice: "El que está con El", no lo dice sin una razón, sino indicando que sus propios negocios ya habían terminado y que únicamente le quedaba estar con el esposo y oírle. Y esto lo dice pasando de la parábola a su propósito. Como había hecho mención del esposo y de la esposa, da a conocer cómo se verifican estos esponsales, por medio de la palabra y de la enseñanza, porque la fe entra por el oído y el oído se llena de la palabra de Dios ( Rom 10,17). Y como sucedieron las cosas que El esperaba, añade: "Así, este mi gozo es cumplido", esto es: he concluido la misión que se me había confiado y ya no puedo hacer más en adelante.
Teofilacto
Por esto me alegro ahora de que todos le oigan. Porque si la esposa no se acercare al esposo, esto es: el pueblo, entonces yo, que soy el padrino, lo sentiría.
San Agustín, In Ioannem tract., 14
En esto se cumple mi gozo: en alegrarme de oír la voz del esposo. Tengo mi gracia y no tomo más para no perder lo que he recibido. Porque el que quiere alegrarse de sí mismo, está triste; mas el que quiere alegrarse en el Señor, se alegrará siempre, porque Dios es eterno.
Beda
Con gozo se alegra también el hombre cuando oye la voz del esposo; cuando comprende que no debe alegrarse de su sabiduría propia, sino de la sabiduría que recibió de Dios. El que no busca su propia gloria o su alabanza en los beneficios, y no apetece los bienes de la tierra sino los del cielo, éste es el amigo del esposo.
Crisóstomo, ut supra
Después separa de sí toda pasión de envidia, no sólo respecto de la vida presente sino también de la futura, diciendo: "Es necesario que El crezca, y que yo mengüe". Como diciendo: las cosas nuestras vivieron un momento y después perecieron, mas crecen las que son de Dios.
San Agustín, ut supra
¿Y qué quiere decir esto: "Es necesario que El crezca"? Dios ni crece ni disminuye, pero San Juan y Jesús, en cuanto a la carne, vivían en un mismo tiempo, y los meses que tenían de diferencia no establecen sensible diferencia de edad. Este misterio es grande. Antes que viniese el Señor, los hombres se gloriaban en sí mismos. Mas vino en forma humana para que disminuyese toda gloria humana y aumentase la gloria de Dios. Así pues, vino para perdonar los pecados y para que el hombre confesase, porque la confesión del hombre es lo mismo que la humildad del hombre, así como la compasión de Dios representa la elevación de Dios. Jesucristo y San Juan dieron a conocer esta verdad con sus padecimientos, porque San Juan fue degollado y Jesucristo levantado en una cruz. Además, Jesucristo nació cuando empezaban a crecer los días y San Juan cuando empezaban a disminuir. Crezca, por lo tanto, en nosotros la gloria de Dios y disminuya nuestra gloria, para que crezca en Dios la nuestra. Cuanto mejor conoces a Dios, tanto más parece que Dios crece en ti. Y no crece en sí porque siempre es perfecto. Así como cuando se curan los ojos de uno que ha padecido ceguera desde su nacimiento; desde que empieza a ver la luz poco a poco, viendo cada día un poco más, le parece que la luz crece aun cuando la luz es siempre la misma, ya sea que la vea o no la vea; así también el hombre interior adelanta en relación a Dios y Dios parece que crece en él y él se disminuye cayendo de su gloria y levantándose en la gloria de Dios.
Teofilacto
Así como la luz de las antorchas parece que se extingue al venir el sol, aun cuando en realidad no esté extinguida sino eclipsada por otra luz mayor, así el precursor, como estrella eclipsada por el sol, se dice que disminuye. Mas Jesucristo crece, dándose a conocer poco a poco por medio de sus milagros, no porque creciese en las virtudes o porque adelantase -y esta es la opinión de Nestorio 1- sino según la manifestación de su divinidad.
Notas
1. El nestorianismo sostiene que Santa María no es Madre de Dios, sino madre del "hombre Jesús". Este habría sido "tomado" por Dios siendo mayor, habitando la divinidad en él como si habitase en un templo.