Y le llevó a Jerusalén y le colocó sobre el pináculo del templo, y le dijo: "Si eres Hijo de Dios, arrójate de aquí abajo; porque escrito está que mandó a sus Angeles que cuiden de ti, y te guarden, y te sostengan con sus manos para que la piedra no hiera tu pie". Y, respondiendo Jesús, le dijo: "Se ha dicho: No tentarás al Señor tu Dios". Y acabada toda tentación, el diablo se retiró de El hasta el tiempo. (vv. 9-13)
San Ambrosio
Sigue el dardo de la jactancia con el que se precipita en la pendiente, porque cuando los hombres quieren enorgullecerse con la gloria de su virtud, caen al punto del rango y grado de sus méritos, por lo quese dice: "Y le llevó a Jerusalén", etc.
Orígenes, in Lucam hom. 31
Seguía tranquilo como un atleta, marchando espontáneamente a la tentación, y diciendo de algún modo: "Condúceme a donde quieras, y me hallarás más fuerte en todas partes".
San Ambrosio
Es propio de la jactancia que todo el que quiera elevarse usurpando funciones más altas, caiga en la degradación, de donde sigue: "Y le dijo: Si eres Hijo de Dios, arrójate de aquí abajo", etc.
San Atanasio, in Cat. graec. Patr
El diablo no entabló combate contra la Divinidad (no se atrevía. Por eso le decía: Si eres Hijo de Dios), pero lo entabló contra el hombre, a quien en otro tiempo había podido seducir.
San Ambrosio
Verdaderamente que ésta es voz diabólica, que así tiende a precipitar al hombre de la altura de sus méritos, al mismo tiempo que nos revela su enfermedad y su malicia; porque a ninguno puede dañar, si él no se precipita. Pues el que prefiere las cosas de la tierra a las del cielo, cae en cierto precipicio voluntario con peligro de la vida. Cuando el diablo, que había sujetado a todos los hombres a su propia potestad, vio su arma roma, empezó a juzgarle más que hombre. Se trasfigura a veces Satanás en ángel de luz, y se sirve de las Sagradas Escrituras para preparar emboscadas a los fieles, de donde sigue: "Está pues, escrito", etc.
Orígenes, ut sup
¿Como sabes tú, diablo, que eso está escrito? ¿Acaso leíste los profetas y los divinos oráculos? Sí que los leíste, no para hacerte mejor con su lectura, sino para matar con la simple letra a los que de la letra son amigos. Sabes que no podrías engañar si hablaras de otro modo que esos libros sagrados.
San Ambrosio
Luego no te dejes sorprender de los herejes, que pueden citar algunos testimonios de las Escrituras; pues también el diablo se sirve de testimonios de las Escrituras, no para enseñar, sino para engañar.
Orígenes, ut sup
Observa que hasta en la cita de los testimonios es tergiversador. Quiere disminuir la gloria del Salvador como si necesitase el auxilio de los ángeles, lastimándose el pie, si no lo levantasen con las manos. Este testimonio no se escribió de Cristo, sino de los santos en general. Ni él necesita del auxilio de los ángeles, porque es mayor que ellos. Aprenda más bien, diablo, que los mismos ángeles se harían daño en el pie, si Dios no los ayudase, y así es como tú mismo te hiciste daño, porque no quisiste creer en Jesucristo, Hijo de Dios. ¿Por qué callas lo que sigue: "Y marcharás sobre el áspid y el basilisco", sino porque tú eres el basilisco, tú el dragón, tú el león"? ( Sal 90,13).
San Ambrosio
Mas el Señor, para demostrar que lo que había predicho El no se cumplía por la voluntad del diablo, sino guardado por autoridad de su propia divinidad, sale al encuentro de la malicia del diablo, para vencerlo con testimonios de las Escrituras, por lo mismo que le había citado uno de ellos, de donde sigue: "Y respondiendo Jesús, le dijo: Dicho está: No tentarás al Señor", etc.
Crisóstomo, in Cat. graec. Patr., ex hom. ad Hebr
Diabólico es arrojarse a los peligros y tentar si libra Dios de ellos.
San Cirilo, in Cat graec
Dios da su auxilio a los que creen en El, no a los que lo tientan, por eso Jesucristo no mostraba milagros a los que lo tentaban, sino que les decía ( Mt 12,39): "Esta mala raza pide un signo, y no se le dará".
Crisóstomo, in Cat. graec. Patr. ex hom. in Math
Mira cómo el Señor no se turbó, sino que disputa humildemente con el inicuo acerca de las Escrituras, para que te conformes con Cristo en lo que puedas. Conoce el diablo las armas con las que le venció Jesucristo; con la mansedumbre luchó, con la humildad le venció. Tú también cuando vieres a un hombre, hecho un diablo, venir contra ti, lo vencerás del mismo modo. Que tu alma aprenda a conformar sus palabras con las de Jesucristo; porque del mismo modo que el juez romano, sentado en su tribunal, no escucha la respuesta del que no sabe hablar como él, tampoco Jesucristo te escuchará ni asistirá si no hablas como El.
San Gregorio Niceno
El que pelea con valor, llega al término de sus combates, o porque el adversario cede espontáneamente al vencedor, o porque a la tercera derrota deponga las armas, según las leyes de la guerra. Por lo que sigue: "Concluidas las tentaciones, se retiró", etc.
San Ambrosio
No hubiese dicho la Sagrada Escritura: "Concluida toda tentación", si en las tres precedentes no estuviese la materia de todos los delitos, porque las causas de las tentaciones son causas de los apetitos, a saber, el deleite de la carne, la esperanza de la gloria, la codicia del poder.
San Atanasio
Habíase acercado a El el enemigo, como a un hombre; mas no hallando en El los signos de su antiguo veneno, se retiró.
San Ambrosio
Ves como el diablo no es pertinaz en su propósito, sino que cede a la verdadera virtud; y si no cesa de aborrecer, teme insistir, porque rehusa ser vencido frecuentemente. Y así, oído el nombre de Dios, se retiró (dice) hasta el tiempo en el que no vendría a tentar, sino a combatir abiertamente.
Teofilacto
O porque lo había tentado en el desierto acerca de la voluntad, se retiró de El hasta el tiempo de la cruz, en el que le tentaría con tristeza.
Máximo, in Cat. graec. Patr
O porque el diablo, en el desierto, había sugerido a Cristo preferir la materia del mundo al divino amor, y el Señor le mandó retirarse (lo cual era indicio de divino amor); así después trató de hacerle violar el amor al prójimo, y por eso provocaba a los fariseos y escribas para que le tendiesen asechanzas, mientras los instruía, a fin de inclinarle a aborrecerlos; mas el Señor, en virtud del amor que les tenía, les advertía, los reprendía y no cesaba de hacerles bien.
San Agustín, De cons. Evang., lib. 2, cap. 16
San Mateo cuenta todo esto igualmente, pero no con el mismo orden, de donde resulta incierto qué es lo primero que se hizo, si se le mostraron primero los reinos de la tierra y después fue llevado al pináculo del templo, o si esto aconteció antes y aquello después. Nada importa esto, toda vez que es manifiesto que ambas cosas sucedieron.
Maximus, ut sup
Por esto, pues, uno de los evangelistas antepone ésta y el otro aquélla, porque la vanagloria y la avaricia se engendran mutuamente.
Orígenes, in Lucam homil. 29
Mas San Juan, que había empezado desde Dios, diciendo: "En el principio era el Verbo" ( Jn 1,1), no describió la tentación del Señor, porque Dios, de quien quería hablar especialmente, no puede ser tentado. Por el contrario, los Evangelios de San Mateo y San Lucas tratan especialmente de la generación humana, y San Marcos de la humanidad, que puede ser tentada; por eso San Mateo, San Lucas y San Marcos describieron la tentación del Señor.