Cine y religión

Con esto de la banda ancha y el DVD, estoy intentando hacer algo por mi casi nula formación cinematográfica; si les digo que en estos meses pasados he visto por primera vez «El mago de Oz», «Casablanca», «Lo que el viento se llevó», etc etc… Módica satisfacción de comprobar que disfruto de algunos de los tenido por clásicos, aunque no de todos. *

Sigo de todas maneras sin encontrar algo comparable a lo que encuentro en los libros, qué vamos a hacerle. Como ya he dicho alguna vez, hay libros, escenas literarias, personajes de novela, que son como parte de mi vida, los siento como parte de mi historia y como referencias. Dificulto que algo parecido pudiera pasarme con alguna película… Y entre otras cosas —aunque esto no sea esencial— el tema religioso es muy raro que me atraiga en la pantalla… recuerdo que siempre me causó rechazo el Jesús de Zefirelli, por ejemplo (lo vi hace muchísimos años, tal vez debería verla de nuevo, pero no me dan ganas); no sé si será tan difícil dar el tono justo, o si será un problema de mi sensibilidad o qué.
Este fin de semana vi otra de Zefirelli: «Hermano sol, hermana luna», la de San Francisco. Tenía idea de haberla visto también de chico, pero parece que no (sólo recordaba la escena de Francisco cortándole el pelo a Clara; tal vez alguna promoción). No esperaba gran cosa -de la época ni de Zefirelli- y en verdad resultó peor de lo esperado. Sólo la figura enorme -y tan inevitable, uno diría- de Francisco alcanza a salvar alguna que otra cosita; pero la película es demasiado pavota, realmente.

Con un poquito más de esperanzas (había pispeado alguna crítica positiva) me senté ayer a ver Thérèse (Cavalier – Francia – 1986), una película sobre Santa Teresita del Niño Jesús (no confundir con el reciente bodrio de Defillipis, 2004). Y acá, sorpresa: el resultado excedió con mucho las expectativas. Me gustó, me gustó, sí señor. El tono justo. Como a pinceladas rápidas, tomas cortas; nada de música de fondo, nada de convencionalismos al gusto de tal o cual bando. Seca y delicada. (A algunos les ha recordado -para bien o para mal- a Bresson; pero esto no es tan áspero, a mi ver). Y me resultó demasiado corta (aunque a otros les ha ocurrido lo contrario), en su hora y media. ¿Hagiográfica? Según como se mire. El director no es creyente, según parece. Y yo no quisiera decir o creer que la falta de religión sea en estos tiempos condición necesaria ni mucho menos para hacer una obra artística de tema religioso; pero sí podría aceptar que el afán de «bajar línea» de muchos artistas católicos encierra un error de fondo, trágico, y que debe arruinar casi fatalmente la obra artística … y la religiosa; en ese sentido (que quizá también podría extenderse a los afanes litúrgicos… y de los dos lados) no me parece tan descabellado esperar mejores frutos de un artista no católico en una pintura de la santidad. La Teresita de la película es ambigua, cómo no; admite lecturas creyentes y escépticas (lecturas digo, no necesariamente juicios). Puede así confirmar distintas visiones: una santa enorme; una santa mediana ; una neurasténica; una monja pueril ; una mala sublimación de pulsiones sexuales. Y así debe ser, es de suponer; en general (en estos tiempos) y en particular (con santa Teresita; santa de estos tiempos). En fin, volveré a verla y veré si mi excelente impresión inicial sobrevive. Por de pronto, altamente recomendada.

Mencionemos para terminar otra película que vi el fin de semana: Enjambre (The swarm). ¿Y esto? Una setentista, de la ola de películas sobre desastres (es del mismo de «Infierno en la torre»). Pasó sin pena ni gloria en su momento, y hoy es más bien recordada como prototipo de película desastrosa (no por su temática sino por su resultado). Y no soy muy afecto a ese disfrute invertido de las obras malas (o de lo kitsch o bizarro), pero por una vez… y sobre todo como ejercicio de curiosidad nostálgica; recordaba haberla visto de chico, en circunstancias precisas (atardecer lluvioso en unas vacaciones de verano en Córdoba)… Comprobé que sólo un par de escenas habían quedado en mi memoria. Y comprobé que la película merece su fama; es terrible. Disfruté, sin embargo, sus 156 minutos (versión extendida!), en esa clave de parodia involuntaria. Sobre todo, acompañado por esta página, muy detallada. Montones de diálogos maravillosamente absurdos (algunos ejemplos). Desopilante desde la primera aparición de Michael Caine hasta los créditos finales («La abeja asesina africana mostrada en este film no tiene absolutamente ninguna relación con la abeja americana, trabajadora e industriosa, a la cual debemos la polinización de los cultivos que contribuyen a la alimentación de nuestra nación»).
Y a los efectos de este post, y de su título, no podemos dejar pasar una de las escenas más absurdas. Tenemos de un lado el protagonista (Caine; el héroe, científico modelo) enfrentado al General Slater (prototipo de militar, algo prepotente y bruto; el científico le gana todas las discusiones, claro); pero, ya avanzada la película, el guionista siente la necesidad de mostrar que el general es de buena madera, y por encima de los inevitables encontronazos científico vs militar, hay cosas superiores que unen a los buenos ciudadanos; entra pues el General, acompañado de un Mayor más joven, a la sala del hospital donde Caine cuida a «la chica» (una bella doctora que -of course!- se ha enamorado del héroe) gravemente picada por las abejas. Y los militares sorprenden al científico… rezando (bah, musitando un «Dios mío, no te la lleves»…). El mayor, entonces, con una sorprendente sorpresa, lo mira al general y dispara esta notable pregunta: «Sr… ¿podemos confiar en un científico que reza?». Y el general, acentuando sus arrugas de veterano, lanza la no menos notable respuesta: «Yo no confiaría en uno que no lo hiciera». («Can we really count on a scientist who prays?» «I wouldn’t count on one who doesn’t»). Corte.
No sé si esto será, en el guionista, un intento de «bajar línea» o un mero intentar adaptarse al imaginado sentir de la platea o qué (en general, es arriesgado intentar adivinar lo que pasa por la cabeza de este guionista). Sí podemos convenir en que no le salió. Ahora, les diré que a mí otros intentos edificantes de mejor fama, incluso en los blogs… como, por ejemplo, la frase sobre el matrimonio en «Los increíbles», no me caen mucho mejor.


* Voy listando las vistas en imdb (pre 1970; 1970-1990 ; post-1990…). Me queda mucho, ya sé.

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