Ten piedad de mí. Soy culpable, hasta el último repliegue de mi ser. Sin embargo, yo tenía algunas cualidades no totalmente despreciables, pequeños talentos; pero, torpe e inexperto, los disipé; y me encuentro ahora en las últimas, justo en el momento en el que, según las apariencias, todo podría volverse a mi favor. No me arrojes entre los perdidos. Sé … [
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