fotos del apocalisis
      
Semana del 9 de Noviembre de 2003
 


Sábado, 15 de Noviembre de 2003
 
El documento del episcopado, sobre la familia.
hernan     (#002311)     15/11/2003  
 
Antonio Tormo Murió hoy Antonio Tormo.

Desconocido para las generaciones nuevas, es de imaginar. Algunas canciones, del tiempo de mis abuelos, llegaron al menos hasta mi infancia; y aún hoy, mi abuela se ríe cuando recuerda a sus hijos que cantaban "Mis harapos" con confusiones en letra ("tengo plumas por la espalda")... (aun sin confusiones, la letra ya es lo bastante absurda, con su vocabulario romanticismo-anarquista de un siglo atrás).
Pero Tormo fue un cantor (que no "cantante") muy popular, y la noticia me da un poco de melancolía.
Pongo acá el audio de El rancho de la cambicha (mp3, 1.5 MB) , que algunos jóvenes conocerán solamente del programa de Dolina...
hernan     (#002309)     15/11/2003  

Viernes, 14 de Noviembre de 2003
 
Un foro de discusión. Uno de los muchísimos que hay. Emparentado con canales de chat. En general, no me gustan demasiado esos ámbitos (aún los dedicados, como éste, a temas filosóficos, religiososo o culturales), aunque los he frecuentado en otros tiempos; es difícil crear un espacio acogedor y nutricio así... Pero, para el que le interese conocer, pongo este link, porque parece uno mejor que la mayoría. El administrador es un aficionado a la filosofía, ateo hace un par de años, católico hoy. Y ha citado a Simone Weil alguna que otra vez.
hernan     (#002306)     14/11/2003  
 
Artículo sobre el Papa, hace un par de semanas, por el columnista Tomás Eloy Martínez en La Nación.
Más de lo mismo (y eso que se trata de un diario etiquetado como conservador). Una reseña insulsa de la historia del papado (donde no faltan las eternas alusiones suspicaces a la muerte de Juan Pablo I, con la curiosa caracterización de "liberal" que le cuelga), seguida de la típica reflexión crítica -en tono progresista- sobre la "herencia" de Juan Pablo II: "que el gobierno de Wojtyla fue renovador en la forma pero profundamente integrista en el contenido. " ... "sus mandatos" ... "sus cerrojos"... Lamenta -discretamente- que haya sofocado esa "supuesta rebeldía" que fue la teología de la liberación, al que "veía demasiado influido por el marxismo" (hay que ser corto de vista para pensar semejante cosa!...).
Más ejemplos de la verba insidiosa de este columnista "las hileras interminables de confesionarios y la entrega caudalosa de la hostia consagrada "; "se ha opuesto férreamente al aborto, cualquiera que fuera su motivo ... " (y rebusca y enumera los casos más patéticos); "Ya sea porque se mueve a un ritmo más lento que el de los tiempos, ya porque la ofensiva protestante no conoce tregua" (ah, el mito de eterno y veloz progreso, aun no ha muerto, ni siquiera entre los intelectuales); ... "nadie vislumbra un próximo pontífice progresista"...

Y al final, resume su juicio sobre este papado: "no parece una herencia saludable" (obsérvese la omisión del pronombre: "no me parece" hubiera sido más lógico, pero hubiera sonado menos objetivo, y por lo tanto menos verdadero para el respetado lector) ... "pero, como habría dicho otro conservador, Pío XII, "Dios sabe más". .
Remate insidioso que por un lado tranquiliza al lector ignorante y propenso al escándalo, al remitirse humildemente a la instancia superior; y por otro, es un guiño para el lector iniciado -sabedor de que Eloy Martínez es ateo- que sabrá disfrutar del sarcasmo.

Pero no lo traigo por todo lo anterior, sino por esta perla:

    ... [ Juan Pablo II ] ha declarado con indignación, más de una vez, que no concibe ni admite forma alguna de amor entre personas del mismo sexo.
Sacando el énfasis descolocado ("indignación" ; "más de una vez" ; "no concibe ni admite"), el eufemismo de este liberal es encantador. Si uno no supiera de qué está hablando, si uno se atuviera a las palabras, tendría que imaginar que existe un cierto conjunto numeroso (el conjunto de todas las formas de amor entre personas del mismo sexo) , y el Papa rechaza todos los elementos de este conjunto. Si le pidiéramos al progresista columnista que nos detallara más explícitamente esas diversas formas de amor rechazadas, nos encontraríamos con que ni son tan diversas, ni son precisamente formas de amor.
Y lo peor de todo es que el mandamiento principal del cristianismo es el amor al prójimo. Hay que "Amar al prójimo como a tí mismo" ... pero parece que, siendo yo varón, deberé limitarme a amar a mis prójimos femeninos, puesto que "toda forma de amor" con otros hombres me está prohibida por el Papa (y con indignación!).

Es para preocuparse.

hernan     (#002305)     14/11/2003  
 
Fariseos - 1

La asamblea de obispos de EEUU sacó un documento sobre el matrimonio y las uniones homosexuales (completo, en inglés, acá.
Gerard se preguntaba si "esos que sólo han crecido en el hábito de condenar a los obispos... encontrarán algo que criticar acá. Me asombra comprobar cuán estridentes se han vuelto esas voces, cuán negativas y obsesivas [...] veremos ... podría ser un buen indicador de dónde sopla el Espíritu, Espíritu no sólo de Verdad sino de Amor".
Y esas voces (Rod Dreher y amigos) hablaron, en el tono de siempre.
En los comentarios -y en el mismo tono ácido- Rod sigue con lo mismo: todos esos documentos no sirven de nada si "los obispos no actúan para introducirlos en la cultura, si no predican con pasión el mensaje, si no exhortan a los sacerdotes a hacer lo mismo".
Ah... si yo fuera obispo, parece que están diciendo siempre estos salvadores de la Iglesia, otro gallo cantaría.
Tom comenta: " "Rod sigue sin ver que las palabras de los obispos efectivamente no significarán nada si los laicos no tienen ese compromiso cultural. Y el laicado no tendrá nada que hacer en la cultura si adoptan esa actitud sarcástica y adolescente ante sus padres espirituales.".

Aplaudo eso, con un entusiasmo motivado en buena medida por varias experiencias recientes acá. Algunas "declaraciones" en nombre de "los auténticos católicos" a cuento de las pintadas a la Catedral, campeones del catolicismo, resentidos y farisaicos, que quisieran escribirles los discursos a los obispos, y cosas así. Y si quieren una muestra, pueden darse una vuelta (tapándose la nariz) por acá.
(Continuará)

hernan     (#002304)     14/11/2003  

Jueves, 13 de Noviembre de 2003
 
En un Estado laico, la religión queda reservada al espacio de la intimidad.
Y es lo único. Masturbate en la calle, si querés; pero santiguate en tu dormitorio.
Sociedad invertida, verdaderamente.

(Por cierto, la frase sería más elocuente en la forma negativa: "En un Estado laico, la religión queda expulsada del espacio público", pero claro que esa no es la retórica laica).

hernan     (#002303)     13/11/2003  
 
    La gente experimentada suele dividir la vida humana en dos períodos o edades, llamando a la primera edad de la esperanza, o de la posibilidad. ¡Qué tontería más grande !
    Al hablar así de la esperanza se excluye totalmente la eternidad; y sin embargo, se habla de esperanza. ¿Cómo será esto posible, puesto que la esperanza se relaciona sin duda a la posibilidad del bien, y, por tanto, a lo eterno?
    Y por otro lado, ¿cómo es posible que se hable de tal modo de la esperanza, que se la coarte a una determinada edad? Porque lo eterno se extiende indudablemente a la vida entera, de modo que hay y tiene que haber esperanza hasta lo último, y no puede haber ninguna "edad de la esperanza", sino que toda la vida de uno ha de ser tiempo de esperanza.

    Y la gente se cree que, eliminando lo eterno, habla sabiamente de la esperanza. Es decir, que la gente se instala teatralmente dentro de la temporalidad; de la misma manera que en el teatro, acortando los tiempos y precipitando los acontecimientos, se ha conseguido en unas pocas horas poner en escena y contemplar el contenido de muchos años.
    Se rechaza el plan divino de la existencia: a saber, que la temporalidad no es más que desarrollo y complicación y, en cambio, la eternidad es la solución. Y, supuesto ese rechazo, se lo instala todo dentro de la temporalidad, se dedica una veintena de años al desarrollo, diez más a la complicación, luego se va tirando unos cuantos años más como un trasto viejo, y luego llega la solución.
    Y desde luego, la muerte es también una solución; y cuando ella llega todo se acabó y lo entierran a uno, no sin que antes haya comenzado ya la solución de la corrupción.
    Pero, verdaderamente, todo el que no quiera comprender que la vida entera ha de ser tiempo de esperanza, es un desesperado ; e importa muy poco que sepa mucho o nada, que se ufane dichoso de su pretendido bienestar o tenga que arrastrarse penosamente por el aburrimiento y por todas las demás calamidades.

    Porque es desesperado todo el que renuncia a la posibilidad de que su existencia pueda derrocharse en el momento siguiente -a no ser que haga esa renuncia porque espera la posibilidad del bien—, y, en consecuencia, es desesperado todo el que vive al día, rompiendo con lo eterno, cortando con la posibilidad y poniendo el punto final -sin el consentimiento de la eternidad- allí donde la conclusión todavía no corresponde. Cuando lo que tendría que hacer, como quien escribe al dictado, es seguir manteniendo la pluma en ristre, sin precipitarse con temeridad a poner punto final antes de que acabe el sentido de la frase, o a arrojar la pluma lejos de sí, en rebeldía...

    Soren Kierkegaard
    De "Las obras del amor", III

hernan     (#002302)     13/11/2003  

Miércoles, 12 de Noviembre de 2003
 
Lo de Mateo 25:31-46, lo de "tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed ....", con la contraposición entre los que hicieron el bien a Cristo -místicamente- en el prójimo necesitado ("cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis...") y los que no, tiene un rasgo que no suele ser muy frecuentado en la exégesis -que yo sepa- y al que Simone Weil asigna una importancia capital -tal vez desmesurada.
Se trata de esto: en el relato, los que hicieron el bien se asombran tanto como los otros, y así preguntan "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; o sediento, y te dimos de beber?". Es decir, los que ayudaron al hermano, hicieron el bien a Cristo, de una manera oculta ... pero también oculta a sus propios ojos.
Resulta que Simone considera esta ignorancia como un rasgo esencial, como una necesidad o un deber para el cristiano.

Es interesante y sugerente, aunque discutible -como tantas cosas de Simone-.

Y algún chusco podría objetar entonces que el sermón de Jesús sería un "spoiler": si no debemos saberlo, nos perjudica al contarnos el final de la historia... En verdad, si leemos demasiado literalmente, diríamos que, llegado el caso y esperando que formemos parte de los salvos, nosotros no haríamos la pregunta "Cuándo te vimos hambriento y te dimos de comer?", porque nosotros -habiendo leído el evangelio según San Mateo- sabemos ...
Sabemos ? Pero... deberíamos saberlo o deberíamos ignorarlo ?

Una respuesta -sumaria y poco satisfactoria-, se me ocurre, podría ser: debemos saberlo en abstracto, debemos ignorarlo en concreto.
O mejor:

    «—Tuve hambre y me disteis de comer. —Señor, ¿cuándo?».
    No lo sabían. No hay que saberlo.

    El pensamiento de Dios no debe interponerse entre nosotros y las criaturas. No debe hacer que el contacto sea menos directo, sino, al contrario, el contacto debe ser más directo con él.
    La verdadera meta no está en ver a Dios en todas las cosas, sino en que Dios vea a través nuestro las cosas que nosotros vemos. Dios ha de estar del lado del sujeto, y no del lado del objeto, durante todo el tiempo que, abandonando la contemplación de la luz, imitamos el movimiento descendente de Dios para volvernos al mundo.

    No hay que socorrer al prójimo por Cristo, sino con Cristo. Que el yo desaparezca de tal modo que Cristo, por el intermedio de nuestra alma y nuestro cuerpo, socorra al prójimo. Ser el siervo que el amo envía para llevar auxilio a un desdichado. El auxilio proviene del amo, y se dirige al desdichado.

    En general, «para Dios» es una expresión equivocada. Dios no debe ir en dativo.
    En la oración y en la contemplación, el alma entera debe callar y sufrir el vacío para que únicamente su parte sobrenatural esté activa, activa en vacío, suspendida del punto más alto de toda la energía anímica.
    En los demás momentos, Dios ha de estar a la vez presente y ausente de las partes naturales del alma orientadas al exterior, igual que está presente y ausente en la creación.
    Las diferencias de nivel son las mismas en el universo que en el alma, en el macrocosmos y en el microcosmos.

    Cuando un amo envía a su siervo a socorrer a un desgraciado, no puede decirse que el socorro se destine al amo; se destina al desgraciado, y procede del amo. El siervo no tiene participación alguna en ello.
    Cristo no padeció por su Padre. Padeció por los hombres por la voluntad del Padre.
    No puede decirse que el siervo que va a llevar el auxilio lo haga por su amo. Él no hace nada. Incluso en el caso de que, para llegar hasta el desgraciado, haya de caminar con los pies desnudos sobre clavos, y, por lo tanto, sufra, él no hace nada. Porque es un siervo.
    «Somos siervos inútiles», es decir, no hemos hecho nada.

    Para ser simplemente un siervo, hay que auxiliar al prójimo sólo cuando nos vemos forzados a hacerlo por evidente necesidad, es decir, por el sentimiento de una obligación estricta, o cuando nos vemos impelidos irremisiblemente por un impulso trascendente. También es posible que surja en el alma una inclinación natural al auxilio; en este caso, conviene examinar con cuidado que no se produzcan consecuencias graves, y después dejarse llevar. Fuera de estos tres casos, no hay que hacer nada.

    Si el siervo no sale corriendo, aunque le toque andar sobre clavos, a la primera mención del amo -[cosa de temer sobre todo en el primer caso, tal vez sólo si se trata de una flaqueza]-, hay que adiestrarlo con el látigo y los terrones de azúcar, pero sobre todo con el látigo.

    Simone Weil
    (Anotaciones sueltas de sus Cuadernos)

En todo caso, valga lo que valga todo esto, creo que a mí me impresiona porque yo siempre encontré algo sospechoso, algo profundamente falso, en el mandato de algunas catequesis -católicas- según la cual habría que amar al prójimo no por sí mismo sino porque es una criatura de Dios...
A seguir otro día.

hernan     (#002301)     12/11/2003  

Martes, 11 de Noviembre de 2003
 
Hoy es la fiesta de San Martín de Tours.
Santo mucho más popular hace un tiempo, por estos lugares, puesto que era (es) el patrono de la ciudad de Buenos Aires.
En los viejo tiempos, se hacían grandes fiestas en la ciudad; y no hace mucho, me dicen, era día feriado... Hoy - como dice el P. Podestá- el santo que partió su capa con el mendigo, viene de capa caída... Así andamos en mi Buenos Aires querido. Causa o consecuencia, o las dos cosas.
Quién sabe si la tempestad de anoche no fue un intento de llamarnos un poco la atención.

hernan     (#002300)     11/11/2003  
 
Hablando de pasiones venenosas. Una de esas que han encontrado el mal (que siempre empieza cinco milímetros más allá de la propia piel) y se complacen (cómo no) en escupirlo. Por ahí, digo yo, no le vendría mal una cuaresma en ambientes menos placenteros, con alguna gente algo más ignorante del mal ajeno, y menos adicta al odio y a esos tristes placeres de esas tristes militancias.
Por su propio bien -y por su propia felicidad- lo digo, nomás también. Y hablo de "esta vida" , nomás también.
hernan     (#002298)     11/11/2003  
 
De un blog católico yanqui ; y capellán militar.
    ... Necesitamos parar y pensar. Necesitamos basar nuestras acciones en los hechos y no en las especulaciones. En la virtud y en los principios; no en la autocomplacencia, el miedo, la falsedad y el pecado.
    Como lo ha advertido Mark Shea , esto efectivamente refleja un cambio en mi posición respecto de la guerra. O mejor dicho, una vuelta -tras la reflexión- a lo que habría dicho antes del 11 de septiembre. Tuve ira. Tuve miedo. Quise seguridades. Quise contragolpear. [...] El Papa tenía razón. Yo estaba equivocado.
    Qué disparó esta reflexión? [...] los reportes de los capellanes James Yee -que hacía su trabajo, que se comportó como se espera que un capellán debe comportarse- y que -cpmo el capellán Glenn Palmer- fue atacado en los medios cuando empezó a investigar atrocidades... Hay poderes que no quieren que apliquemos los principios de la "guerra justa" a nuestros actos de guerra. Mentarán estos principios cuando sirvan para justificar sus planes preconcebidos, pero nos los aplicarán consistentemente en forma universal. Es Ahora cuando uno esperaría que Michel Novak y otros teólogos que justificaron la guerra salieran a hablar claro y fuerte, planteando estas cuestiones. Y su silencio ha hablado con fuerza en mis oídos.
Admirable, a mi ver. Y no es el único (ver los posts de los últimos meses del mismo Mark Shea).

El lector típicamente yanquifóbico de nuestra manada izquierdosa, ante esto reaccionará con un satisfacción ("ah, ahora lo ven! yo siempre lo dije, que EEUU, etcetcetc...") hija del mismo -y opuesto... en el mismo plano- automatismo pasional (en el sentido bajo de la palabra: hígado, más bien que corazón).

Como dice el mismo Bill, no se trata de izquierdas vs derechas. O sí se trata, pero en el sentido negativo de ambas palabras; de la necesidad -y la dificultad- de resistir a toda pasión (ideológica, partidista, patriótica) que pretende tener la voz cantante cuando se trata de hacer un juicio moral fundado en la verdad.

hernan     (#002296)     11/11/2003  
 
    ... No tengo ninguna vergüenza en reconocer que prefiero, con mucho, el culto de Teutatés al de Mamón; y el sacerdote que ofrece a la deidad cruel unas víctimas humanas que mueren honorablemente, unas víctimas que quieren morir, me parece un ser perfectamente sereno y humano en comparación con el financiero que inmola a los pueblos en su beneficio personal.

    De tarde en tarde, se vislumbran todavía estas cosas. Yo encontré una vez en un artículo de Barbey d'Aurevilly una exclamación de tristeza filosófica que resume cuanto quisiera decir sobre el particular. Decía así: "¡Pueblos civilizados que tiráis piedras a los salvajes, pronto no mereceréis ser idólatras!"

    C. Baudelaire

hernan     (#002297)     11/11/2003  

Domingo, 9 de Noviembre de 2003
 
Me dice Laura que hace unos días, viendo una película de acción por TV, se enteró de que Santa Teresa (de Avila) sería la patrona de los ajederecistas.
Grata sorpresa, para mí al menos. Pero... será verdad ?

Busco en Internet, y al parecer el dicho patronazgo tendría algún fundamento.
Acá, por ejemplo, la citan. Y acá. En esta página (en inglés) que reseña hechos históricos (sobre todo prohibiciones) en relación con el ajedrez y la religión, dice (traduzco): "En 1550 Santa Teresa de Avila, monja española reformadora, mencionó el ajedrez en sus escritos, relacionando ética y ajedrez. Las autoridades eclesiásticas de España la proclamaron patrona de los ajedrecistas".

Y, lo primero al menos, es verdad. En Camino de Perfección, cap. 16, dice Teresa:

    ...Y no os parezca mucho todo esto, que voy entablando el juego, como dicen. Pedísteisme os dijese el principio de oración; yo, hijas, aunque no me llevó Dios por este principio, porque aún no le debo tener de estas virtudes , no sé otro.
    Pues creed que quien no sabe concertar las piezas en el juego de ajedrez, que sabrá mal jugar, y si no sabe dar jaque, no sabrá dar mate.
    Así me habéis de reprender porque hablo en cosa de juego, no le habiendo en esta casa ni habiéndole de haber. Aquí veréis la madre que os dio Dios, que hasta esta vanidad sabía; mas dicen que es lícito algunas veces. Y cuán lícito será para nosotras esta manera de jugar, y cuán presto, si mucho lo usamos, daremos mate a este Rey divino, que no se nos podrá ir de las manos ni querrá.

    La dama es la que más guerra le puede hacer en este juego, y todas las otras piezas ayudan. No hay dama que así le haga rendir como la humildad. Esta le trajo del cielo en las entrañas de la Virgen, y con ella le traeremos nosotras de un cabello a nuestras almas . Y creed que quien más tuviere, más le tendrá, y quien menos, menos. Porque no puedo yo entender cómo haya ni pueda haber humildad sin amor, ni amor sin humildad, ni es posible estar estas dos virtudes sin gran desasimiento de todo lo criado...

Me avergüenza un poco haber olvidado este detalle (que Teresa jugaba al ajedrez)... Sobre todo cuando ella lo confiesa con esa gracia tan suya: "...veréis la madre que os dio Dios, que hasta esta vanidad sabía ..." (recuérdese que el escrito va destinado a las monjas descalzas, sus hijas).
Y bueno, aunque este patronazgo (proclamado a nivel español, al parecer) no suena muy oficial que digamos, no deja de alegrarme.
hernan     (#002295)     9/11/2003